Así de rotundo se mostró el papa Francisco este sábado, en que recibió en el Vaticano a un grupo de líderes judíos, entre los que se contaba el gran rabino de Roma.
«Ser cristiano y antisemita es contradictorio: sus raíces [las del cristianismo] son judías», afirmó el Santo Padre, que además clamó: «¡Un cristiano no puede ser antisemita! ¡Que el antisemitismo sea erradicado del corazón y la vida de cada hombre y cada mujer!».
Las palabras del Sumo Pontífice parecen especialmente pertinentes cuando se analiza la situación en el Gran Oriente Medio, donde el antisemitismo campa por sus respetos.