Pese a sus errores, merece pleno reconocimiento por gestionar hábilmente la relación con una Administración Nixon ambivalente respecto a Israel.
Israel no tiene sólo que reponerse de esta nueva agresión. Tiene que despertar y volver a reconocer la realidad hostil en la que se encuentra.
El Estado judío no afronta una amenaza similar desde la Guerra del Yom Kipur (1973).
En 1967, el Estado judío no descartó el uso de armamento atómico.
La Alemania comunista se distinguió por su odio al Estado de los judíos.
La celebración de la ‘victoria’ en la Guerra de Yom Kipur deja medio centenar de muertos en las calles.
Parece una buena idea, pero no lo es.
El daño que esa organización de la ONU está haciendo a los palestinos es tremendo.
Pyongyang tiene un largo historial de antiisraelismo.
El dictador comunista fue un gran aliado de los enemigos del Estado judío.