El Líbano no tiene remedio, hay que asumirlo.
El Estado judío alberga ya al 45% de la judería mundial.
El problema de fondo es que siga existiendo una institución tan orwelliana.
«Mabruk a los padres y gran año nuevo para todos».
Los israelíes no descuellan en relaciones públicas, pero se defienden como nadie.
¿Por qué debería la Unión Europea someter a Israel a una doble vara de medir que nunca se ha aplicado a sí misma?
Es tremendo, pero al parecer los políticos y los medios sólo se preocupan por el bienestar de sus verdugos.
Sus intenciones de reconocer la soberanía israelí sobre el territorio refleja las nuevas reglas del juego en Oriente Medio.
El estimulante plan de Shahaf y Hess merece ser objeto de extraordinaria atención en Washington, en Jerusalén y en las principales cancillerías árabes.
Mohamed ben Salman no está atacando al Líbano, sino diciendo «¡basta!».