Avanzada tecnología podría ayudar a recomponer algunos de los manuscritos del Mar Muerto, descubiertos entre los años 40 y 50 en diversas cuevas de la región, fundamentalmente en torno a Qumrán. Los manuscritos, unos de los mayores hallazgos arqueológicos de todos los tiempos, fueron hallados en diversos estados de conservación. Así, aunque alguno de ellos estaba casi completo (un rollo de Isaías, por ejemplo), de la mayoría no se han encontrado más que fragmentos. Miles de ellos son tan diminutos que no han podido ser recompuestos ni se puede identificar el texto al que pertenecerían.
Es aquí donde interviene la más moderna tecnología digital. Un proyecto financiado por la Deutsch-Israelitische-Projektförderung, que aportará 1,75 millones de dólares, en colaboración con el Servicio de Antigüedades Israelí y las Universidades de Haifa, Tel Aviv y Göttingen pondrá a disposición de los investigadores herramientas digitales que les permitirán identificar conexiones entre fragmentos imposibles de realizar a simple vista. Además se enlazarán bases de datos y recursos entre las instituciones participante, lo que permitirá a los investigadores colaborar simultáneamente desde distintos puntos del mundo.
Por el momento ya han sido digitalizados unos 16.000 fragmentos de los cerca de 20.000 que están sin identificar. Uno de los grandes rompecabezas de la Arqueología podría estar a punto de resolverse.