Adeptos de una rama del islam chií duodecimano que incorpora elementos de credos no islámicos, no es infrecuente que en el mundo islámico –especialmente entre los suníes– no se les considere musulmanes, si bien han contado con la sanción –políticamente motivada– de personalidades como el ayatolá Jomeini y el gran muftí de Jerusalén Haj Amín el Huseini.
Se estima que hay 2’5-3 millones de alauitas en todo el mundo; al menos la mitad vive en Siria, donde detenta el poder su correligionario Bashar al Asad.
El término alauita deriva del nombre de Alí ben Abi Talib, primo, yerno y primer seguidor masculino de Mahoma, el primer imán chií y el cuarto califa para los suníes.
Los alauitas son a menudo denominados nusairíes, término que alude a su supuesto fundador, Ben Nusair (s. IX), y confundidos con los miembros de la familia real marroquí, que, aunque también son denominados alauitas, profesan el islam suní, como su fundador, Muley Alí Sharif, del que toman el apelativo.