“Reunión en el cuartel general en la tarde de ayer, a las 5 GMT, con Amín el Hafez y altos mandos”: esto decía el último mensaje que pudo mandar Eli Cohen, el 19 de enero de 1965, antes de ser descubierto por los servicios de contraespionaje sirios.
La revelación la ha hecho este lunes el jefe del Mosad, David Barnea, en la ceremonia inaugural del Museo Eli Cohen. El documento formará parte de la colección de esta nueva institución radicada en Herzliya y que honrará la memoria del legendario espía israelí, cuyo papel se ha considerado siempre decisivo en la fulgurante victoria de Israel sobre Siria en la Guerra de los Seis Días (1967).
“Eli Cohen se contaba entre nuestros mejores agentes”, afirmó Barnea, que ensalzó su “espíritu de combate”, su “coraje”, sus “valores” y su “devoción”. “Aún hoy, todos aprendemos de él, de su sionismo, sacrificio y dedicación”.
El jefe del Mosad aprovechó la ocasión para desmentir los rumores que han solido apuntar a la hiperactividad comunicadora de Cohen o a las presiones que recibía de sus superiores como causas de su descubrimiento por parte del contraespionaje sirio. Según Barnea, Cohen fue capturado “simplemente porque sus transmisiones fueron interceptadas y trianguladas por el enemigo”.
Cohen, cuya fama alcanzó nuevas cotas tras la emisión por parte de Netflix de una serie basada en sus peripecias, fue capturado el 24 de enero de 1965 en su piso franco de Damasco y ahorcado en una concurrida plaza de la capital siria el 18 de mayo de ese mismo año.
Se desconoce dónde se encuentran sus restos mortales.