Se ha prestado poca atención al incremento de las tensiones entre árabes y kurdos debido al impacto que ha tenido la influencia extranjera en la dinámica local del conflicto sirio. Ni siquiera se ha dado suficiente cobertura a los recientes enfrentamientos entre diversos grupos árabes y kurdos en Alepo, ya que se considera que son menos importantes que las noticias relacionadas con el ISIS. El peligro de ignorarlos tiene que ver no sólo con que probablemente pronto estalle otro enfrentamiento, sino con la posibilidad de que ese conflicto sea de naturaleza étnica: se librará no sólo entre grupos armados, sino entre comunidades. Los elementos extranjeros involucrados en el conflicto sirio (especialmente Estados Unidos, Turquía y, más recientemente, Rusia) están alimentando la tensión al centrarse en sus propios intereses, mientras ignoran el impacto de su intervención en la dinámica local del mismo.
Aún no están claros los detalles de los recientes enfrentamientos que se produjeron cerca de la localidad de Azaz, al sur de la frontera turca, debido a las distintas versiones ofrecidas por las partes implicadas. Sin embargo, lo que sí lo está es que se produjo una cruenta lucha entre Jaysh al Tuwar, un grupo aliado de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), y Ahrar al Sham por el control de una autopista cercana, que es una de las principales vías de abastecimiento de las fuerzas rebeldes en el norte de Alepo. La lucha se recrudeció con la incorporación de aliados de ambos grupos, y posteriormente se extendió a diversas poblaciones situadas a lo largo de la autopista. Pese a la importancia de la vía, el momento en que se produjo el enfrentamiento podría hacernos comprender mejor la dinámica local del conflicto.
La lucha estalló dos semanas después de que el 17 de noviembre las FDS anunciaran la incorporación de facciones locales de la región de Afrin, una zona de mayoría kurda próxima a Azaz y aislada del resto de cantones kurdos que se declararon autónomos en enero de 2014. Las FDS son una nueva alianza encabezada por los kurdos en la que participan grupos de combate árabes y asirios y que está financiada por la coalición liderada por Estados Unidos. Sin embargo, hay quien considera que la alianza es un pretexto de los kurdos para aprovecharse del apoyo estadounidense en su expansión territorial por zonas de mayoría árabe. Por eso Ahrar al Sham y sus aliados consideran que su reciente enfrentamiento ha sido necesario para impedir a los kurdos y sus aliados conquistar más de 140 kms. de territorio y conectar Afrin con el cantón de Kobani, al norte de la frontera turca. Además, el Centro de Operaciones Marea (COM) ofreció a los combatientes de Jaysh al Tuwar una escapatoria de su alianza con las Unidades de Protección Popular (YPG) rompiendo sus lazos con el PKK y ayudando a combatir al régimen y al ISIS.
Estados Unidos ha seguido apoyando a las Fuerzas Democráticas Sirias pese a que han aumentado las informaciones en las que se acusa a las YPG de delitos contra las comunidades árabes, especialmente durante su ataque contra Tel Abiad en junio y contra Al Haul, en el área rural de Hasaka, de mayoría árabe, en el mes de noviembre. Estas supuestas agresiones incluirían confiscación y saqueo de propiedad privada, detención, tortura, asesinato y desplazamiento forzoso de poblaciones enteras. En una reciente misión de investigación en el norte de Siria, Amnistía Internacional descubrió una oleada de dichos desplazamientos y de demoliciones de casas –que equivalen a crímenes de guerra– cometidos por la YPG que controla la zona. Estos supuestos delitos han hecho aumentar las tensiones entre kurdos y árabes y han provocado que se desconfíe de la alianza de las FDS, encabezada por kurdos.
Además, medios turcos informaron de que los rusos estarían apoyando a las FDS en su lucha contra Ahrar al Sham y sus aliados para vengarse de Turquía por derribar un avión ruso. Aunque estas informaciones aún no han sido verificadas, han hecho aumentar la desconfianza existente en Azaz entre grupos kurdos y otras agrupaciones armadas, especialmente islamistas como Ahrar al Sham, a las que las unidades kurdas consideran una amenaza existencial debido a su vinculación con Turquía. El Gobierno de Ankara considera una amenaza la posibilidad de una región autónoma kurda junto a su frontera con el norte de Siria, sobre todo si es gobernada por el PYD, un partido estrechamente vinculado al PKK. También se desconfía de otros grupos kurdos, ya que se les considera simpatizantes de Asad, debido a que las fuerzas del régimen se retiraron pacíficamente de la zona de mayoría kurda en 2012, y los kurdos fueron acusados de auxiliar a dos localidades asediadas favorables al régimen: Nubl y Al Zahraa, en la zona rural de Alepo.
Pese a que los recientes combates han cesado en Azaz después de que se alcanzara un alto el fuego el pasado 3 de diciembre, es poco probable que éste dure mucho tiempo, ya que de momento no se han abordado los motivos existentes tras la tensión y desconfianza que reinan entre las FDS y otros grupos. Los implicados locales y extranjeros deben estudiar cuidadosamente el impacto de sus intervenciones en Siria sobre la dinámica local del conflicto para evitar crear futuros conflictos. Ocuparse de las violaciones y quejas de ambas partes y forjar una verdadera alianza entre ellas, basada en unos valores comunes y unos derechos iguales para todas las comunidades sirias, es la única forma de crear un país común que incluya a todos los sirios, tanto árabes como kurdos.
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© Versión en español: Revista El Medio