La coalición internacional conformada al efecto ha lanzado esta mañana la primera oleada de ataques aéreos contra objetivos del grupo terrorista en el área de Raqa y la frontera con Irak.
En los bombardeos han participado los países árabes presentes en la coalición liderada por EEUU.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, asegura que EEUU no aceptará la ayuda de Teherán en la coalición anti yihadista si es a cambio de contrapartidas en las negociaciones sobre el programa nuclear, tal y como habían propuesto altos funcionarios iraníes.
Earnest dejó claro que las conversaciones de los poderes mundiales con Irán sobre su programa nuclear son independientes de los esfuerzos de Obama por acabar con el Estado Islámico.
El presidente de la Autoridad Palestina solicitará esta semana ante la Asamblea General de la ONU una resolución que fije un calendario para la retirada de Israel de los territorios en disputa.
Si la ONU rechaza su petición, Abás pedirá formar parte de instituciones internacionales y agencias que puedan servir para amparar sus pretensiones.
La aeronave, de fabricación rusa, había penetrado en el espacio aéreo israelí y fue abatida esta pasada madrugada con un misil Patriot, según han informado fuentes de las IDF (Fuerzas de Defensa de Israel, por sus siglas en inglés).
El caza sirio cayó cerca de Quneitra, en la frontera entre Siria e Israel.
Se trata de Maruan Kauasme y Abu Aysa, militantes de Hamás y responsables del secuestro y el asesinato de los tres jóvenes israelíes el pasado mes de junio.
Los dos terroristas fueron localizados en una vivienda y se resistieron a tiros a su arresto. Ambos cayeron durante el tiroteo, según ha confirmado el portavoz de las IDF, coronel Peter Lerner.
Después de que la semana pasada la Cámara rechazara el Gobierno propuesto por el primer ministro por tener más miembros de los autorizados, ayer los diputados dieron su conformidad al nuevo Ejecutivo, que consta de 13 ministros y tres viceprimeros ministros.
El sector del petróleo, vital para las finanzas del país, seguirá en manos de una empresa pública, como en tiempos de Gadafi.