Revista de Prensa

Ahora sí, retirarse de Afganistán es bueno: el escandaloso doble rasero de los 'medios de referencia'

 

En el Spectator, Amber Athey clama contra el escandaloso doble rasero de los medios que arremetieron contra Donald Trump cuando anunció la retirada norteamericana de Afganistán y que ahora andan jaleando a Joe Biden por hacer… exactamente lo mismo. 

Para ellos, la decisión de Biden es la correcta y está tomada por las mejores razones, mientras que el pérfido Trump lo hizo por su conchabeo infame con Rusia, pese a que Moscú habría ofrecido dinero a los talibanes por que siguieran matando americanos. Ahora, casualmente, esa historia parece no ser digna de crédito.

El presidente Joe Biden anunció [la semana pasada] que para el 11 de septiembre iba a retirar las tropas americanas que aún quedan en Afganistán, y los medios se apresuraron a hacer una cobertura positiva. Técnicamente, hacen lo correcto, no tiene el menor sentido seguir arriesgando vidas y gastando los dólares del contribuyente en una ‘guerra’ que dura ya décadas y cuyo fin no se vislumbra, como tampoco el deseo de ‘vencer’. El caso es que, cuando el entonces presidente Donald Trump anunció que retiraría las tropas de Afganistán, hace sólo un año, los medios alertaron histéricamente de que estaba reforzando a los talibanes y haciendo menos segura a América.

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Con frecuencia, los medios vierten acusaciones infundadas (…) para perjudicar a sus rivales políticos. Cuando la historia ya no les sirve, calladamente aclaran, corrigen o incluso se retractan. Nadie pedirá cuentas a quienes la contaron mal, porque la ‘buena’ cobertura no tiene que ver con la verdad sino con atacar al objetivo adecuado. En ese caso, ¡bien hecho!

La National Review no comparte el entusiasmo general por la retirada de EEUU de un conflicto en el que ha perdido 2.500 soldados e invertido 2 billones de dólares. A juicio de su equipo editorial, Biden tendría que haberse plantado ante unos talibanes que de hecho están incumpliendo clamorosamente el acuerdo al que llegaron con Trump y seguir luchando por que Afganistán no vuelva a ser un bastión yihadista gobernado por los mismos que posibilitaron que Al Qaeda perpetrara el peor ataque terrorista de la Historia.

El presidente Biden puede ya atribuirse el haber echado el telón sobre la guerra más duradera de las que ha librado EEUU. Pero también tendrá que pechar con lo que venga después.

Retirarse incondicionalmente de Afganistán sólo tiene sentido si se trata de una decisión política. La fecha límite fijada por Biden para la retirada completa de los 3.500 militares norteamericanos que permanecen en el país no está basada en una valoración de la amenaza que representan el Talibán y Al Qaeda. De hecho, (…) es seguro que la incrementará. Como dijo William Barr, el director de la CIA, el miércoles en el Senado: “Cuando llegue el momento de la retirada militar de EEUU, la capacidad del Gobierno estadounidense para recopilar [información] y actuar ante las amenazas disminuirá”.

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Simplemente no es cierto que, como dice Biden, “las razones para nuestra permanencia en Afganistán [sean] cada vez menos claras”. La misión –impedir la creación de un refugio para yihadistas patrocinado por los talibanes– sigue estando igual de clara que hace 20 años, y requiere de una continua, aunque modesta, presencia de EEUU. (…) 

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(…) Al Qaeda se reconstituyó en Pakistán a finales de la década de 2000, y fuimos capaces de golpearla (operación contra Osama ben Laden incluida) desde Afganistán. Y hace unos años el ISIS trató de establecer una base en el oriente afgano.

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Incluso durante la Administración Trump, EEUU se ha dedicado principalmente al contraterrorismo, a adiestrar a las fuerzas del Gobierno afgano y a apoyarlas con ataques aéreos.

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(…) Las Fuerzas de Seguridad y Defensa afganas ya están a la defensiva frente a la ofensiva en curso del Talibán, y seguramente su posición vaya a empeorar. La caída de Kabul es probable, aunque no inevitable.

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La guerra de Afganistán dura ya demasiado, y no son pocos los errores que hemos cometido. Pero lo más probable es que esta retirada no haga sino sustituir el insatisfactorio ‘statu quo’ con lo que hemos tratado de evitar que pase en los últimos veinte años.

En The Diplomat, James Schwemlein y Earl Anthony Wayne instan a la Administración Biden a que se haga cargo de la delicadísima situación en que van a quedar las decenas de miles de afganos que, de una manera u otra, han apoyado a EEUU durante todo este tiempo, y a que de hecho les abra las puertas con generosidad.

Más de la mitad de los afganos nacieron en la era de la intervención internacional post 11-S. Muchos más se hicieron mayores durante una expansión masiva (…) de las oportunidades educativas, bajo una Constitución promotora de los valores democráticos y con un panorama mediático libre fomentado por EEUU y sus aliados. 

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Cuando abandonemos Afganistán, ¿qué pasará con la notable generación de afganos que apostaron a que, con la ayuda de EEUU y sus aliados, podrían construir un futuro mejor?

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(…) Tras la guerra de Vietnam, millones de vietnamitas se lanzaron en pequeñas embarcaciones al Mar Amarillo. La llamada ‘boat people’ necesitaba un rescate urgente.

No deberíamos no estar preparados si se produce una emergencia similar en Afganistán. Ayudar a quienes nos ayudaron es nuestra clara responsabilidad moral. […] Acoger a más afganos en EEUU como refugiados es la mejor manera no sólo de honrar nuestros compromisos sino de reafirmar nuestros valores como nación de inmigrantes.