El Estado judío debe dejar de tomar decisiones por el qué dirán.
Ben Gurión fundó el país y Bibi lo transformó. Son dos líderes históricos, sin los cuales es imposible entender Israel.
Es un político hábil, poco simpático, formado en e influido por los EEUU, al que no le tiembla el pulso ante nadie.
Sus teorías son invariables, y no se ven afectadas por la realidad: toda la responsabilidad por la paz recae en el bando israelí.
El futuro ya está aquí, en forma de gran inestabilidad.
Dirigentes como Arafat y Abás han demostrado ser expertos en el uso de la ‘taqiyya’: el empleo de la mentira para derrotar a los enemigos.
La trayectoria de los judíos latinoamericanos, descendientes de ashkenazíes, es ciertamente muy diferente de la de los sefardíes.
El antisemita sofisticado emplea trazos de la realidad para desfigurar el dibujo.
Los habitantes de Gaza han roto el muro de silencio que ha imperado en la Franja desde que Hamás expulsó a la Autoridad Palestina.
Dio la vida en el ejercicio de su profesión, buscando la verdad, señalando a los asesinos y exponiendo a los encubridores.