Putin exhibe poderío en la tristemente célebre ciudad siria.
«La alegría que siento es indescriptible».
Tenía 1.800 años de antigüedad.
El hijo de un decapitado por el Estado Islámico clama… contra los judíos.
No vamos a invadir Siria para salvar ruinas históricas; pero, como en 2001 en Afganistán, en algún momento la guerra será inevitable.
Esta vez ha destruido tres torres funerarias.
Esta vez habría destruido el templo milenario de Baal Shamen.
La última matanza ha corrido a cargo de adolescentes reclutados por los terroristas.
La televisión oficial siria eleva la cifra de muerte a 400.
Su valor es extraordinario en términos no sólo culturales sino económicos y estratégicos.