Los grandes perdedores han sido las desgraciadas masas que salieron a las calles con demandas completamente justificadas.
El pasado 25 de octubre, a Hezbolá le estalló una protesta callejera de esas que pueden acabar deviniendo descontrolada insurrección popular.
El Rif es una olla a presión que puede desestabilizar el reino.
Tzipi Livni calificó el ambiente de «muy bueno», aunque ambas partes han decidido no dar detalles del contenido de las conversaciones.
Túnez es hoy un país tristemente homologable a los de su entorno en el que el islamismo se impone a pasos agigantados.