Lo quiera o no, debe decidir de qué lado está.
La nueva Administración norteamericana ha adoptado una política de «enemistarse con los aliados y apaciguar a los enemigos».
No están con nosotros sino con los terroristas, empezando por los que nos atacaron en el 11-S.
Actores regionales como Irán y la Autoridad Palestina están más que interesados en dinamitar el acercamiento del mundo árabe a Israel.
Europa es presa de una enfermedad extraordinariamente virulenta y perniciosa que amenaza el bienestar de sus pueblos y del mundo entero.
Una vez más, Ramala no capta el movimiento de la Historia.
Los mulás entregan su país al Imperio comunista del Centro.
Washington no debería tomarse a la ligera el afianzamiento del eje Caracas-Teherán.
Son los ayatolás y la Guardia Revolucionaria quienes están infligiendo tanto sufrimiento a los iraníes.
El problema de fondo es que siga existiendo una institución tan orwelliana.