No se debe recompensar a Hezbolá, los gobernantes iraníes, Putin y todos aquellos que tienen la costumbre de asesinar a los disidentes.
La nueva Administración norteamericana ha adoptado una política de «enemistarse con los aliados y apaciguar a los enemigos».
Puede que la agencia de inteligencia estadounidense, para quien el objetivo número uno es Al Qaeda, esté ayudando a Hezbolá.