Pese a sus errores, merece pleno reconocimiento por gestionar hábilmente la relación con una Administración Nixon ambivalente respecto a Israel.
Israel no tiene sólo que reponerse de esta nueva agresión. Tiene que despertar y volver a reconocer la realidad hostil en la que se encuentra.
La patraña del «apartheid israelí» fue pergeñada en Moscú durante la Guerra Fría y aventada incesantemente por una campaña soviética de propaganda.
El artífice de los Acuerdos de Oslo merece ser recordado con ecuanimidad.
El Estado judío no afronta una amenaza similar desde la Guerra del Yom Kipur (1973).
En 1967, el Estado judío no descartó el uso de armamento atómico.
Pyongyang tiene un largo historial de antiisraelismo.
El dictador comunista fue un gran aliado de los enemigos del Estado judío.
La Alemania comunista se distinguió por su odio al Estado de los judíos.
Ariel Sharon ha sido una de las figuras míticas del Israel moderno.