Revista de Prensa

11-S: Ben Laden cometió un espectacular error de cálculo

 

Peter Bergen, uno de los mayores especialistas en la organización terrorista fundada por Ben Laden, argumenta en este artículo que, como ocurrió con Pearl Harbor, el ataque contra las Torres Gemelas y el Pentágono fue una victoria táctica, pero un desastre estratégico para sus autores.

Osama ben Laden esperaba fervientemente que el ataque a los EEUU creara presión a los líderes americanos para reducir su apoyo a los regímenes de Oriente Medio. Ben Laden creía que sin ese apoyo americano los regímenes árabes colapsarían y serían reemplazados por dirigentes como los talibanes.

(…)

En los años posteriores a los ataques del 11-S, EEUU no sólo no redujo su influencia en Oriente Medio, sino que estableció o amplió bases importantes en Baréin, Kuwait, Qatar y Emiratos Árabes Unidos. Y, por supuesto, ocupó Afganistán e Irak. La victoria táctica de Ben Laden el 11-S se convirtió en un espectacular fracaso estratégico.

En las últimas semanas, buques de guerra iraníes han estado provocando a navíos estadounidenses en aguas del Golfo. Elliott Abrams, del Council on Foreign Relations, censura la deliberada inacción de la Casa Blanca, que atribuye al interés de Obama por no poner en cuestión su acuerdo nuclear con Teherán.

La Armada iraní está burlándose de la estadounidense, provocándola con acciones de pequeñas embarcaciones que ponen en peligro a nuestros buques, al situarse a menos de cien metros de ellas y forzándolas a realizar maniobras evasivas para evitar la colisión (…)

[Contrariamente a lo que ha informado el ‘New York Times’], es claro como el cristal que esas confrontaciones fueron esfuerzos deliberados para enviar un mensaje hostil. Es cristalino que Irán está mostrando al mundo, como hizo en enero con la captura [de varios marinos americanos], que EEUU ya no controla el Golfo y que, de hecho, tiene miedo a Irán.

¿Cuál ha sido la respuesta americana? ¿Qué ha decidido la Casa Blanca? No hacer nada y decirle a la Marina que se limite a esquivar. La Administración sigue comprometida con su acuerdo nuclear por encima de todo y está dispuesta a permitir que esas peligrosas y humillantes maniobras [queden sin respuesta]. Está dispuesta a tapar las violaciones del acuerdo nuclear por Irán, a negarlas y a permitir excepciones secretas. Mientras tanto, Irán aumenta su presencia y actividad en Irak y Siria y usa el acuerdo nuclear para levantar su economía.

El profesor Eyal Zisser analiza el anuncio de EEUU y Rusia en torno a un pacto sobre el conflicto sirio, cuya primera etapa sería un alto el fuego. Zisser se muestra pesimista por la falta de concreción de ese acuerdo y, sobre todo, la ausencia de voluntad de las partes por llevarlo a la práctica.

(…) nadie entre las partes en conflicto en Siria tiene interés en el acuerdo. Asad está convencido de que el tiempo juega a su favor. Los rusos, los iraníes y Hezbolá, que combaten en la guerra del lado de Asad, han conseguido logros significativos en los últimos meses. En la batalla de Alepo, en la que impusieron un bloqueo, llevaron al mandatario sirio casi a la victoria –aunque no fuera total o decisiva– contra la oposición.

La parte importante del acuerdo es la declaración ruso-americana de un esfuerzo conjunto para combatir el terrorismo. Aquí también no hay más que buenas palabras. EEUU está ya haciendo todos los esfuerzos para combatir al Estado Islámico y, dada la falta de confianza entre las partes, es dudoso que los rusos quieran o puedan ayudar. Después de todo, el Estado Islámico no está entre las prioridades de Rusia en Siria. Los rusos están, de hecho, preocupados por los grupos rebeldes moderados apoyados por EEUU, que suponen una amenaza para Asad en el oeste de Siria.