Contextos

Sisi y las relaciones entre Egipto e Israel

Por Mohamed Solimán 

General-Sisi
"El Cairo cree que las relaciones con Israel son estratégica y diplomáticamente beneficiosas para el régimen de Sisi y para la posición regional de Egipto. Es probable que esta tendencia hacia un mayor acercamiento continúe; hay indicios, incluso, de que Egipto invitará a Netanyahu a realizar una histórica visita a El Cairo, muy similar a la de Sadat a Jerusalén en 1977"

Desde que el Ejército egipcio entró en la vida política con el derrocamiento del presidente Mohamed Morsi, el 3 de julio de 2013, han surgido preguntas respecto a las relaciones entre el régimen de Abdelfatah al Sisi e Israel. Muchos si se preguntaban si habría continuismo, ya que se produjo un enfriamiento durante los años del Consejo Militar y de Morsi, en parte provocado por el asalto a la embajada israelí de septiembre de 2011.

Hasta hace poco, las relaciones entre Israel y Egipto han dependido de Washington, que ha ejercido de mediador. Sin embargo, el régimen de Sisi ha alterado significativamente esta dinámica.

La intensificación de la crisis política entre la oposición secular y los Hermanos Musulmanes eclipsó las relaciones entre Egipto e Israel durante la etapa Morsi. Aun así, El Cairo dio varios pasos que condujeron al congelamiento de las mismas: envió al primer ministro Hesham Qandil a la Franja de Gaza durante la operación Pilar Defensivo de Israel, en noviembre de 2012, e intentó una aproximación a Irán.

Poco después de la intervención militar del 3 de julio, Israel empezó a apoyar unilateralmente al nuevo régimen. Así, lanzó misiones diplomáticas en Washington y en grandes capitales europeas en defensa de la nueva situación política de Egipto y para evitar el bloqueo diplomático de El Cairo. Estos esfuerzos tuvieron su recompensa: las relaciones entre Egipto e Israel han experimentado un auge sin precedentes durante el régimen de Sisi, a menudas impulsadas por el propio Sisi.

Cuando Sisi se convirtió en el líder de facto de Egipto, el primer problema que tuvo que afrontar fue la oleada de ataques terroristas contra el Ejército en la Península del Sinaí. La asociación de Egipto con Israel en materia de seguridad dio luz verde a las fuerzas egipcias para su despliegue en las zonas B y C del norte del Sinaí, a fin de combatir a los grupos takfiris con artillería pesada, carros blindados e incursiones aéreas.

Estas acciones iban directamente en contra de lo estipulado en el apéndice sobre seguridad de los Acuerdos de Camp David, y demostraban la flexibilidad y coordinación entre Egipto e Israel al comienzo del mandato de Sisi. Enfrentarse a los grupos armados en el Sinaí ha sido uno de los asuntos de seguridad más importantes en la agenda común de ambos países. El propio Israel ha llevado a cabo una serie de misiones de inteligencia aérea para dar con escondites de terroristas. Sin embargo, a fin de evitar polémicas, El Cairo no ha hecho pública la naturaleza de su asociación militar y de seguridad con Tel Aviv.

Sisi también está interesado desde hace tiempo en implicarse personalmente en el proceso de paz. En su primer discurso como presidente, en 2014, afirmó: “Trabajaremos para lograr la independencia de Palestina, con su capital en Jerusalén Este”. Con esto, Sisi parecía tomar partido en el contencioso sobre Jerusalén Este, que se remonta a la oposición del presidente Anwar Sadat a su anexión por parte de Israel y a la reclamación de Jerusalén como capital de Israel. Aunque la defensa de Sisi de Jerusalén Este como capital de Palestina tuvo algunas consecuencias diplomáticas con Israel, su insistencia en una solución de dos Estados también debilitó la posición que sus seguidores estaban intentando sostener contra los grupos islamistas, los naseristas, los izquierdistas y el partido salafista Al Nur; todos ellos han satisfecho a la opinión pública negándose a reconocer al Estado de Israel y reivindicando todos los territorios palestinos como únicamente árabes.

Con la emergencia de Sisi como líder indiscutible, ninguna de las facciones políticas que le siguen ha podido presionarle para que cambie su discurso relativamente positivo sobre Israel. En su lugar, Sisi ha dado la vuelta al viejo relato insistiendo en que las relaciones entre Egipto e Israel son perentorias, a la luz de su enemigo común en la región, Hamás, considerado una extensión de los Hermanos Musulmanes de Egipto. Por lo tanto, Sisi ha cambiado el papel de Egipto en lo relacionado con Israel, de modo que se ha pasado de una lucha existencial a una asociación necesaria.

Durante la operación Margen Protector de Israel en Gaza, Sisi tuvo la ocasión perfecta para adoptar la imagen de mediador para la paz ante la comunidad internacional. Sisi se benefició de la negativa de Israel a una mediación internacional, lo que le llevó a recurrir a El Cairo para que acogiese negociaciones con las facciones palestinas y la firma del acuerdo de alto el fuego. La imagen de Sisi como pacificador ayudó en parte a desviar la atención de la comunidad internacional sobre las propias dificultades de su Gobierno frente a la agitación interna en el propio Egipto.

Los movimientos de Sisi hacia Israel están motivados en parte por esas tremendas crisis domésticas. Asuntos que van desde el estancamiento económico a la posibilidad de que se reduzca la cuota egipcia del caudal del Nilo han empujado a Sisi a reafirmar su papel como líder regional. Y ha encontrado una vía abierta presentándose como negociador en uno de los asuntos internacionales más delicados: las negociaciones de paz israelo-palestinas. Esta postura refuerza su imagen de hombre fuerte en el ámbito nacional.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha respondido favorablemente al cambio de papel de Egipto como negociador en el proceso de paz general, ya que ofrece una alternativa a la reciente iniciativa francesa. Además, una mayor implicación de Egipto podría reducir la presión internacional sobre Israel por no emprender pasos reales para negociar con los palestinos. De hecho, la iniciativa de Sisi no cuesta nada a Netanyahu, más allá de una nueva ronda de negociaciones. Egipto no ha puesto unas condiciones claras para las negociaciones, como por ejemplo restringir la expansión de los asentamientos en la Margen Occidental.

Las relaciones también se han fortalecido por medio de la diplomacia. El embajador egipcio Hazem Jairat participó en la 16ª Conferencia de Herzliya (Israel), titulada Una esperanza compartida para Israel: ¿visión o sueño? La de Jairat fue la primera participación oficial de Egipto en la conferencia, dedicada a las políticas de seguridad y defensa de Israel. Allí, el embajador egipcio afirmó que Israel y los palestinos deben comprometerse para alcanzar la paz y que la de los dos Estados es la única solución, e hizo hincapié en que ignorar esta realidad podría causar una explosión que todas las partes están tratando de evitar.

La reciente visita a Israel del ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shukry, también fue un hito, ya que fue la primera de este tipo desde 2007. Su reunión con Netanyahu en las oficinas del primer ministro israelí en Jerusalén, en vez de en Tel Aviv, fue enormemente simbólica, ya que arrumbaba tabúes diplomáticos sobre Jerusalén a los que se han sometido todos los presidentes egipcios.

Tras años de relaciones egipcio-israelíes limitadas a la coordinación de seguridad e inteligencia, la diplomacia egipcia aspira ahora a tener un papel protagónico. La foto de Shukry junto al busto de Theodore Herzl –considerado uno de los padres del sionismo– parecía lanzar el mensaje de que había resuelto la contradicción entre el sionismo de Herzl y los reclamos históricos árabes sobre el territorio. Y la familiaridad que mostraron Shukry y Netanyahu viendo la Eurocopa refleja que al Gobierno egipcio no le preocupa la reacción en su país por la mejora de las relaciones egipcio-israelíes. En consecuencia, Netanyahu también presentó la visita como un logro político personal, con el que ha reforzado las relaciones de Israel con su viejo enemigo histórico. Esta visita demostró una reciente tendencia, por la que Israel está logrando que sus relaciones con los países árabes dejen de ser a puerta cerrada y entren en la esfera pública.

Aunque Sisi siempre ha demostrado interés en las relaciones egipcio-israelíes, ha habido varios cambios en la región que han aumentado la urgencia de esta aproximación. La visita de Shukry a Jerusalén coincidió con el acuerdo para normalizar las relaciones entre Turquía e Israel, que se habían deteriorado considerablemente tras el asalto del Mavi Marmara, cuya flotilla intentaba romper el bloqueo de Gaza. Turquía e Israel han llegado recientemente a un acuerdo, mediante el cual se podrá entregar ayuda humanitaria en Gaza y la Turkish Housing Foundation podrá terminar sus proyectos en la Franja. Como la reconciliación entre Turquía y Egipto amenaza el papel de Egipto como pacificador, El Cairo está dedicando grandes esfuerzos a obtener la confirmación de los israelíes de que podrán seguir desempeñando un papel primordial en la cuestión palestina, en especial en lo relativo a las fronteras del Sinaí con Gaza.

La visita de Netanyahu a los países de la cuenca del Nilo provocó indignación en Egipto, fruto del menguante papel de Egipto –y el creciente de Israel– en África. A su manera, la presencia de Shukry en Jerusalén era una forma de tranquilizar a la opinión pública egipcia respecto a que la presencia de Israel en la cuenca del Nilo es la de un aliado y no la de un enemigo. De manera similar, la visita aumentó las esperanzas de El Cairo de que Israel actúe de mediador ahora que Etiopía se prepara para lanzar el proyecto de la Presa del Renacimiento, que los egipcios temen impida el acceso del país a entre 11.000 y 19.000 millones de metros cuadrados de agua dulce.

En esencia, El Cairo cree que las relaciones con Israel son estratégica y diplomáticamente beneficiosas para el régimen de Sisi y para la posición regional de Egipto. Es probable que esta tendencia hacia un mayor acercamiento continúe; hay indicios, incluso, de que Egipto invitará a Netanyahu a realizar una histórica visita a El Cairo, muy similar a la de Sadat a Jerusalén en 1977.

© Versión original (en inglés): Fikra Forum
© Versión en español: Revista El Medio