En la zona en que se habría producido el ataque se almacenan misiles ‘Yajont’, «asesinos de barcos».
Momento de gran bochorno en una base de Latakia.
Han surgido varias teorías para explicar la cautela y el silencio de los cristianos ante la creciente brutalidad del régimen de Asad.
La presencia rusa en el país de Asad va para largo.
La República Islámica se ha gastado en el conflicto más de 100.000 millones de dólares.
Moscú está volcada en sustituir a Washington en la región.
Hezbolá está devastando el País del Cedro.
Las relaciones Moscú-Damasco son más complejas de lo que parece.
Los últimos choques armados amenazan la frágil tregua, que ha demostrado ser más eficaz y duradera de lo esperado.
Asad y sus aliados, empezando por Putin, no son de fiar. Quieren arrasar, no negociar.