Las oportunidades se agotan y la paciencia de los actores regionales sometidos al chantaje de la retórica, también.
Abás se niega a asumir la realidad de que la Gaza gobernada por sus enemigos de Hamás ‘ya’ es un Estado palestino.
«Básicamente, todo».
«Llevará tiempo».
Con la actual Autoridad Palestina, un Estado palestino cometería auténticos desmanes.
Jordania, gran aliado de Washington, se vería sometido a una amenaza existencial constante.
El expresidente pide al presidente saliente que dé un golpe de mano.
Como antes Arafat, Abás ha demostrado no ser de fiar.
La demanda palestina es, sencillamente, inaceptable.
El expresidente de EEUU sabe que el principal obstáculo para la paz es el ‘oposicionismo’ palestino.