Los grandes perdedores han sido las desgraciadas masas que salieron a las calles con demandas completamente justificadas.
Los últimos veinte años han modificado radicalmente el panorama regional.
Tal vez Barack Obama sí merezca el Premio Nobel, después de todo.
El gesto se está considerando una forma de tortura psicológica contra los familiares del asesinado.
Sus posiciones deberían causar inquietud no sólo a los judíos británicos, a los diplomáticos israelíes y a sus colegas sensatos del Partido Laborista, sino a la sociedad británica y a la europea.
Hamás sabe demasiado bien que las agencias de noticias buscan una historia simplista de víctimas y villanos, y se la ofreció en bandeja.
Hamás y la Autoridad Palestina están jugando con fuego.
La región, expectante ante la reacción norteamericana a los últimos test misilísticos de Teherán.
¿Cómo reaccionará Washington?
Mientras criminales así sean tratados como héroes, la paz y la convivencia en Oriente Medio serán imposibles.