Revista de Prensa

¿Se ha inventado la Casa Blanca al Grupo Jorasán?

 

Barack Obama.
"Según el diario 'Clarín', las operaciones militares contra el Estado Islámico van a costar más que el conflicto bélico de Libia, después de que Obama ordenara extender los ataques a territorio sirio"

A mediados de septiembre las autoridades estadounidenses comenzaron a referirse a la existencia de un nuevo grupo terrorista islamista denominado Jorasán, término que alude a una zona concreta en la frontera de Afganistán y Pakistán, el territorio donde surgió Al Qaeda.

En este reportaje del canal Fox News se explica la génesis de este misterioso grupo terrorista que, en realidad, no es más que un grupo de Al Qaeda que opera en Siria. La cadena estadounidense especula con la posibilidad de que la Casa Blanca se haya inventado este grupo para arropar la decisión de combatir al yihadismo en Siria.

El portavoz del Pentágono John Kirby se refirió el pasado martes al Grupo de Jorasán como «una pequeña rama de Al Qaeda», y se enfadó cuando se le preguntó acerca de las acusaciones de que la amenaza de Jorasán era exagerada o fabricada con el propósito de crear un pretexto para atacar en Siria. Kirby calificó esas acusaciones de «absolutamente falsas» y «ridículas», pero reconoció que no hay diferencia entre Jorasán y Al Qaeda. «Consideramos que estos grupos son uno y lo mismo», dijo.

Walid Phares, colaborador de Fox News y experto en terrorismo, cree que es posible que el Gobierno de Obama haya utilizado el término sin vinculación con Al Qaeda por razones políticas obvias. «Recuerde que este es un Gobierno que se negó a utilizar el término ‘yihadistas’ hasta hace poco», declaró Phares a Fox News.

El diario argentino Clarín, haciéndose eco de fuentes militares estadounidenses, ha realizado el cálculo de lo que puede suponer la lucha contra el EI en términos económicos. Las operaciones militares van a costar más que el conflicto bélico de Libia, después de que Obama ordenara extender los ataques a territorio sirio. Cada misil cuesta 1,5 millones de dólares, y la hora de vuelo de un caza F-22 sale por otros 68.000.

El Pentágono había estimado en agosto que la operación en Irak podría costar una media de 7,5 millones de dólares por día, pero funcionarios de Defensa estiman incluso que esta cifra es conservadora y que se calculó antes de que el presidente Barack Obama ordenara extender la campaña a Siria.

Teniendo en cuenta las operaciones aéreas a gran escala en Siria, algunos analistas y ex funcionarios afirman que el costo anual de la guerra podría llegar a los 10.000 millones de dólares.

Joseph Klein escribe para Frontpage Magazine un artículo muy crítico con el papel que Erdogan está desempeñando en la actual crisis de Oriente Medio. La pertenencia de Turquía a la OTAN y sus relaciones con EEUU se compadecen mal con el rol de Ankara, asegura Klein. La Turquía de Erdogan, denuncia, protege al grupo terrorista palestino Hamás, y los terroristas del Estado Islámico (EI) estarían financiándose con la venta de crudo de los pozos de Irak que controlan gracias al mercado negro de combustible que las autoridades turcas permiten en su territorio.

El petróleo de los yacimientos de Irak y Siria bajo control del EI ha sido regularmente transportado a Turquía y vendido a los tratantes del mercado negro por debajo de los precios del mercado internacional. La propia Turquía, se dice, es el mayor comprador del petróleo barato del mercado negro. Los ingresos por las ventas de crudo del EI a través de este mercado negro, en torno a 30 millones de dólares mensuales, ayudan a financiar la expansión del grupo terrorista y hacen de Turquía en uno de sus financiadores clave.

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Turquía tiene que decidir ahora si procura una muestra de apoyo simbólico a la coalición de Obama y se gana el apoyo de EEUU para convertirse el próximo año en un miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, la realidad es que Erdogan está del lado de los yihadistas y usará ese asiento en el Consejo de Seguridad para impulsar una agenda que es proislamista y antiisraelí.

Michael Vilner explica en The Times of Israel las claves de la reunión de Benjamín Netanyahu y Barak Obama en la Casa Blanca el pasado miércoles. Las prioridades de EEUU han cambiado, con la actual crisis de Oriente Medio y las negociaciones en marcha sobre el programa atómico de Irán. Israel, por su parte, mantiene la necesidad de evitar a toda costa caer en la estrategia de Teherán de dilatar las negociaciones para arrancar concesiones a los poderes mundiales que le permitan seguir con su programa nuclear. La colaboración Israel en la lucha contra el Estado Islámico es un punto de acuerdo entre los dos países. Todo ello relega la cuestión palestina en la agenda política internacional.

Netanyahu repitió su posición, bien conocida desde hace una década: un Irán nuclear supone la más grave amenaza concebible para Israel y la región; más que el enraizamiento del Estado Islámico y mucho más que el resultado del conflicto palestino.

Sin embargo, una “comunidad de intereses entre Israel y los principales Estados árabes” podría ser el cambio que se requiere para progresar en las conversaciones tanto con Irán como con la Autoridad Palestina, dijo el primer ministro israelí.

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Pero Irán estaba en el centro de las preocupaciones de Netanyahu: Obama sabe que Teherán “busca un acuerdo que suavice la dureza de las sanciones que tanto estáis trabajando para implantar”, le dijo al presidente norteamericano. “Espero firmemente que, bajo su liderazgo, esto no llegue a ocurrir”, dijo Netanyahu, sentado junto a Obama, delante de la prensa.