Revista de Prensa

Se acabó la 'Pax Americana'

 

Barack Obama, en un pasillo de la Casa Blanca.

Eyal Zisser, vicerrector de la Universidad de Tel Aviv, sostiene en Tablet que el Medio Oriente vive ya en tiempos post-americanos, caracterizados por la atomización, la inestabilidad y la violencia, en los que el policía estadounidense ha dejado paso a matones y mafiosos como los que imponen su ley en Rusia e Irán.

En 2009, el presidente Barack Obama se hizo el Premio Nobel de la Paz. Al dar cuenta del galardón, el Comité Nobel declaró: “Soy en muy raras ocasiones ha capturado alguien la atención internacional como lo ha hecho Obama, y dado a la gente esperanza en un futuro mejor”. Sin embargo, paradójicamente, durante la Administración Obama se ha matado a más gente en Oriente Medio y alrededor del mundo que durante la Administración de George W. Bush, que fue objeto de vituperación internacional por las guerras que llevó a cabo en Afganistán e Irak. También el número de ataques terroristas, y de de las víctimas de los mismos, se ha incrementado sustancialmente bajo el mandato de Obama. Esto parecería indicar que cuando EEUU se implica en los asuntos mundiales y despliega su poder, el mundo es más seguro y estable que cuando EEUU se retira, desengancha o elige ‘liderar desde atrás’, como hizo en Libia en la primavera de 2011.

(…)

Irónicamente, su retirada del Medio Oriente no ha evitado que EEUU sea visto, tanto desde la región como desde fuera de ella, como el principal responsable de la crisis actual. (…) EEUU está destinado a descubrir lo que Israel descubrió en el Líbano y en Gaza: que es posible desengancharse de Oriente Medio, pero Oriente Medio no se desenganchará de ti.

Ari Heistein, director del Instituto de Estudios para la Seguridad Nacional de Israel, sostiene que los logros de Moscú han sido de orden diplomático que militar. Así, si bien su intervención en Siria apenas habría servido para sostener el maltrecho régimen de su aliado Bashar al Asad, ciertamente sí ha conseguido debilitar aún más la posición estratégica de su gran rival: Estados Unidos.

Pese a que las fuerzas que luchan por el régimen sirio han conseguido hacerse con una diminuta porción de territorio desde el inicio de la intervención rusa, las maniobras políticas de Putin han surtido gran efecto a la hora de socavar la política exterior norteamericana. Ahora bien el fracaso a la hora de alcanzar un alto el fuego duradero entre las partes beligerantes podría desgastar al baqueteado régimen sirio y forzar a Rusia a entregar a Asad o a implicarse en la lucha. La decisión de Putin de lanzar una campaña aérea indica que ha aprendido la lección de los fracasos de la política norteamericana en Oriente Medio durante los últimos quince años; pero que esté en su ‘momento misión cumplida’ está por verse.

La doctora Hala Diyab advierte de que el Estado Islámico se está aprovechando de la peor refugiados de los últimos decenios para hacer una auténtica limpieza étnica en Siria y repoblar el territorio con sus propios y fanatizados combatientes y seguidores.

A diferencia de Al Qaeda, el ISIS se ha establecido territorialmente en el corazón de Oriente Medio, lo que facilita el proceso de asentamiento y contribuye a la consecución de su objetivo a largo plazo de reconstruir Siria con toda una nueva generación de extremistas.

La estrategia del ISIS está basada en ofrecer generosos incentivos financieros a los extremistas para facilitarles el inicio de su proyecto familiar, a lo que habría que sumar una cantidad adicional por cada hijo nacido. Con su influyente maquinaria propagandística atrayendo a miles de foráneos a Siria, el ISIS está consiguiendo acelerar su programa de erradicación de la diversidad en Siria y transformándola en un Estado-ISIS, en lo que no es sino una gradual e internacionalmente no reconocida operación de limpieza étnica y genocidio del pueblo sirio.

Paradójicamente, podría ser uno de los grandes aliados de la República Islámica, Hezbolá, la organización terrorista chií libanesa de obediencia iraní. Y es que, como dice en esta pieza Jonathan Schanzer, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, el Partido de Dios se ha granjeado enemigos en todas partes; enemigos que, con Irán reforzado por el levantamiento de las sanciones, se muestran completamente decididos a plantar cara a los de Nasrala.

Algunos informes sugieren que Hezbolá ha desplegado a entre 6.000 y 8.000 hombres en la guerra [siria], pero que ya ha perdido 1.300 de ellos. Aislado y empapada en sangre, el grupo brama contra los saudíes y los israelíes por lo que considera un «complot sionista-wahabita». Pero no hay complot alguno. Hezbolá se ha ganado a pulso esos enemigos. Que están comprometidos a impedir que se haga más fuerte tras el levantamiento de las sanciones contra Irán. Y cada vez está más claro que no están solos.