Contextos

Rusia en Siria y la alianza Moscú-Teherán

Por Jesús M. Pérez 

Bandera de Rusia.
"El objetivo deseable de Damasco y de Moscú es eliminar el mayor número de piezas sobre el tablero de juego para presentar un dilema simple a Occidente: el Estado Islámico o Bashar al Asad"

De las discretas transferencias de armas, la participación rusa en la guerra civil siria ha pasado a una intervención militar abierta para apuntalar el régimen de Bashar al Asad, tal como anticipamos aquí. Los comunicados oficiales hablan de una operación antiterrorista contra el Estado Islámico, pero las bombas rusas han caído principalmente sobre los grupos rebeldes que más amenabazan las líneas de frente del régimen de Al Asad.

La intervención rusa no es casual. Llega justo cuando las victorias rebeldes en la provincia de Idlib anticipaban un avance hacia Latakia, el feudo alauita del clan Al Asad. Allí, en el aeropuerto, han establecido los rusos su principal base en la zona. Los bombardeos rusos se centran en los grupos que verdaderamente amenazan al régimen, porque el objetivo deseable de Damasco y de Moscú es eliminar el mayor número de piezas sobre el tablero de juego para presentar un dilema simple a Occidente: el Estado Islámico o Bashar al Asad.

La intervención rusa en Siria no es un acto de fuerza aislado para rescatar a un régimen aliado en lo geopolítico y cliente del complejo militar-industrial propio. Se enmarca en el contexto de una nueva era de relaciones entre Rusia y Occidente. La invasión rusa de Crimea en 2014 fue la primera escenificación violenta de esta fractura, y Siria sólo es su extensión a Oriente Medio.

Rusia, en su rivalidad con Occidente, ha buscado aliados en Oriente Medio e Hispanoamérica. En Oriente Medio esos aliados son Irán y Siria, pero hasta ahora había limitado sus vínculos con Irán por presiones y negociaciones con Occidente e Israel. Así, Moscú y Teherán firmaron un contrato en 1995 para la construcción de una planta nuclear en Bushehr, pero los retrasos y dilaciones hicieron que sólo entrara en funcionamiento como suministradora de energía eléctrica en la red iraní en 2011. En 2007 suscribieron un acuerdo de venta de misiles tierra-aire S-300, la familia más avanzada de misiles de defensa antiaérea en desarrollo en Rusia. Rusia recibió todo tipo de presiones para que no transfiriera armas tan sofisticadas a Irán. Finalmente, en 2010 Rusia accedió a paralizar la venta de los misiles S-300 en el marco de las sanciones comerciales impuestas a Irán y devolvió los 166 millones de dólares adelantados por Teherán.

Las relaciones de Rusia con Irán han estado además supeditadas a las relaciones de la primera con Israel. Durante la guerra entre Rusia y Georgia por la región de Osetia del Sur, en 2008, se rumoreó que Israel había accedido a entregar a Rusia información sobre los aviones sin piloto Elbit Hermes 450, de fabricación israelí, usados por Georgia, a cambio de información sobre sistemas de armas rusas entregadas a países árabes. Después de la guerra, las fuerzas armadas rusas realizaron un proceso de autocrítica que llevó a romper un tabú y se aprobó la compra de tecnología militar extranjera. Entre los contratos más notorios estuvo la compra de buques de asalto anfibio clase Mistral, construidos en Francia pero finalmente vendidos a Egipto. Y también la compra de aviones sin piloto a Israel. El último contrato se firmó recientemente, por diez ejemplares del modelo de reconocimiento IAI Searcher 3, parecido al Searcher II que tiene en servicio el Ejército de Tierra español.

Las buenas relaciones ruso-israelíes han permitido establecer canales de comunicación que permitan evitar un enfrentamiento sobre los cielos de Siria. La gran paradoja es que hasta ahora las fuerzas armadas israelíes han lanzado operaciones en Siria para impedir el despliegue de armas vendidas por Moscú a Damasco o la transferencia de armas al grupo libanés Hezbolá.

Tras la feria aeronáutica MASK 2015, celebrada en agosto en Moscú, se anunció la firma de contratos de ventas de Rusia a Irán por valor de 21.000 millones de dólares; ventas que abarcan desde satélites a aviones de pasajeros, pasando por aviones de combate Sujoi Su-30. Además, se anunció finalmente la venta a Irán del sistema de defensa antiaérea ruso S-300. Todos esos contratos podrán hacerse efectivos una vez se levante el embargo comercial a Irán, según se cumplan los plazos del acuerdo nuclear. El apoyo ruso al régimen de Bashar al Asad es un paso más en el acercamiento del Kremlin a Teherán. Y a pesar de su escaso interés en combatir al Estado Islámico en Siria, Mocú ha aprovechado para anunciar la creación de una célula de coordinación militar entre Siria, Irán, Irak y Rusia en Bagdad. Así Rusia se convierte en aliado clave de los países del Eje de la Resistencia y del Creciente Chií. Será interesante comprobar por cuánto tiempo podrá Rusia mantener buenas relaciones con Israel mientras desarrolla sus nuevas alianzas en Oriente Medio.