El aviso lanzado por el primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, se dirige a las fuerzas árabes comandadas por Arabia Saudí, que pretenden impedir a toda costa que el conflicto se salde con la consolidación en el poder del dictador Bashar al Asad, sostenido fundamentalmente por la propia Rusia e Irán.
Medvédev ha urgido a las partes a mantener conversaciones para un alto el fuego que ulteriormente pueda derivar en negociaciones de paz.
Así lo ha anunciado el portavoz del Ejército del reino, Ahmed al Asiri, a los medios de comunicación. Asiri ha afirmado que Riad está lista para combatir al lado de la coalición liderada por EEUU contra el Estado Islámico y enviado también un mensaje a Irán: si la República Islámica quiere combatir sinceramente al EI, lo primero que debe hacer es dejar de apoyar al terrorismo en Siria y el Yemen.
El Grupo de Apoyo Internacional a Siria, encabezado por las dos superpotencias, ha adoptado el acuerdo de imponer una tregua que dará comienzo la semana próxima.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, dice que ahora se trata de comprobar si las distintas facciones hacen honor a este compromiso.
La tregua no afectará a las operaciones contra el Estado Islámico y el Frente al Nusra, la filial siria de Al Qaeda.
Se trata de Mahmud Daher, director de la oficina en la Franja de la Organización Mundial de la Salud, al que la organización terrorista que detenta el poder en el territorio ha limitado el movimiento.
Hamás anunció hace dos semanas que cualquier miembro de organizaciones internacionales presente en Gaza tendría que pedir autorización para viajar a Israel, requisito del que, hasta ahora, estaban exentos los funcionarios de la ONU.
El diputado Muhamad Dawaymeh ha afirmado que el Parlamento presentará una moción de confianza contra el Ejecutivo si sigue con sus planes de firmar un acuerdo de suministro con la empresa israelí propietaria del yacimiento Leviatán, a fin de cubrir el abastecimiento energético de la compañía jordana de electricidad durante los próximos 15 años.
El acuerdo comercial para la compra de gas, que ha estado en el punto de mira de la rama local del movimiento antiisraelí BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones), será sometido a discusión en el Parlamento en las próximas semanas.