Contextos

Refugiados: la solución saudí

Por Daniel Pipes 

Bandera de Arabia Saudí.
"¿Cuántos sirios hay en Arabia Saudí? Un estudio de Lori Plotkin Boghardt estima que unos 150.000. Es una pequeña fracción de los aproximadamente cuatro millones que hay en Turquía, el Líbano y Jordania, y apenas el 5% de los migrantes que podrían ser alojados en las espléndidas tiendas de Mina"

Si los Gobiernos europeos dan el portazo a los inmigrantes ilegales de Oriente Medio, ¿a dónde podrían ir los sirios y todos los demás, no lejos de sus países, en busca de empleo y seguridad? La respuesta es obvia pero, sorprendentemente, ignorada: a Arabia Saudí y el resto de ricos feudos árabes.

El millón largo de migrantes que llegaron en barcazas, ferrocarril, autobús o a pie al norte de Europa en el último año colmaron las capacidades y la buena voluntad del continente. La situación se agravó con el crimen y las enfermedades, la reluctancia a la asimilación, los intentos de imponer códigos islámicos y salvajadas como el taharrush (asalto sexual masivo) de Colonia o los ataques de París y Bruselas.

Como consecuencia, han ganado fuerza partidos populistas y fascistas como el Frente Nacional francés y el húngaro Jobbik, respectivamente. El ánimo europeo ha cambiado tanto, como quedó de manifiesto en las elecciones alemanas de marzo, que ahora son muchos menos los ilegales con posibilidades de que se queden, con independencia de la ruta que usen, por ejemplo la italiana.

Un comisario de la UE, Johannes Hahn, dice que hay “20 millones de refugiados esperando a las puertas de Europa (…) Entre 10 y 12 millones en Siria, cinco millones de palestinos, dos millones de ucranianos y en torno a un millón de caucasianos del sur”. Sí, pero eso es sólo el principio: yo añadiría vastas cifras de libios, egipcios, yemeníes, iraquíes, iraníes, afganos y pakistaníes, y no sólo refugiados políticos sino migrantes económicos. En total, el número de musulmanes dispuestos a emigrar podría potencialmente igualar el de residentes en la UE: 510 millones.

¿Para ir a dónde? Hay una alternativa a Europa deseable y cercana; de hecho, es un destino tan atractivo que los extranjeros ya constituyen la mitad de la población: los seis Estados del Consejo de Cooperación del Golfo: Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí y Emiratos.

Centrémonos en el reino de Arabia Saudí, el mayor de ellos espacial, demográfica y económicamente hablando.

Arabia Saudí tiene numerosos atractivos únicos para los musulmanes suníes. Para empezar, tiene 100.000 tiendas de fibra de vidrio de primera calidad vacías, que podrían alojar a unos tres millones de personas, en Mina, justo al este de La Meca. Ignífugas y con aire acondicionado, baño y cocina, este recurso excepcional se usa sólo cinco días al año, por los peregrinos que hacen el Haj.

Frente al norte de Europa, Arabia Saudí ofrece estas otras ventajas:

– Geografía: está mucho más cerca.
– Clima: Cálido.
– Idioma: árabe.
– Economía: una insaciable demanda de trabajadores.
– Sistema legal: Tranquilizadoramente familiar.
– Religión: islam, islam, islam.

Culturalmente, numerosos suníes congenian más con las severidad saudí que con la atmósfera occidental. En Arabia Saudí, los musulmanes pueden regocijarse en una sociedad que permite la poligamia, los matrimonios infantiles, golpear a las mujeres, la mutilación genital femenina y las decapitaciones, y las penas por los crímenes de honor y el esclavismo son de poca entidad.

Los saudíes permiten asimismo a los musulmanes evitar sin esfuerzo cosas haram (prohibidas) como las mascotas, el cerdo y el alcohol; el préstamo con interés, la lotería y los casinos; el Día de San Valentín, las mujeres vestidas con pantalones que les permiten lucir las piernas, los clubes de caballeros; los bares y los matrimonios gais; la subcultura de la droga y la expresión pública de opiniones antiislámicas.

A los países del Golfo se les ha afeado no acoger «un solo» refugiado sirio, pero las autoridades saudíes dicen que han acogido a dos millones y medio. ¿Cómo se explica esta llamativa diferencia?

En parte, porque los saudíes mienten. Pero en parte porque los del Consejo de Cooperación del Golfo y otros países árabes, como Irak, Jordania y Siria, jamás han suscrito la Convención del Refugiado de 1951 (porque rechazan el objetivo del asentamiento en la cuestión palestina). Así, evitan usar el término refugiado, que implica permanencia, y en su lugar hablan de huéspedes, que están sólo un tiempo antes de volver a sus hogares.

¿Cuántos sirios hay en Arabia Saudí? Un estudio de Lori Plotkin Boghardt, del Washington Institute for Near Eastern Policy, estima que unos 150.000. Es una pequeña fracción de los aproximadamente cuatro millones que hay en Turquía, el Líbano y Jordania, y apenas el 5% de los migrantes que podrían ser alojados en las espléndidas tiendas de Mina.

Que los ricos Estados árabes sean tan mezquinos a la hora de abrir sus brazos a musulmanes suníes en apuros revela egoísmo e hipocresía. Su negativa a ayudar no debería ser recompensada: ya es hora de que los Gobiernos y las organizaciones de refugiados dejen de poner el foco en Europa y en su lugar se fijen en los países árabes que podrían fácilmente dar casa y trabajo a sus desesperados hermanos.

© Versión original (inglés): danielpipes.org
© Versión en español: Revista El Medio