La entidad terrorista que dirige el califa Bagdadi se ha atribuido los ataques terroristas registrados este viernes en Túnez y Kuwait, que tuvieron por objetivo un hotel y una mezquita chií, respectivamente.
El ataque al hotel Riu Imperial Marhaba, situado en la localidad costera de Suse, provocó la muerte de al menos 38 personas y heridas a otras 36. En cuanto a la matanza de la mezquita kuwaití, dejó el menos 27 muertos y más de 220 heridos.
La Seguridad del Estado ha detenido a 18 individuos por su presunta implicación en el atentado suicida contra la mezquita Imán al Sadiq en plena oración vespertina.
Según el jeque Hamed Hadi al Saleh, imán de la mezquita, el terrorista suicida gritó por tres veces «¡Alá es grande!» antes de detonar los explosivos que portaba.
El Gobierno tunecino tiene decidido cerrar esos centros de oración, sobre los que no ejerce control, en esta misma semana, según anunció el primer ministro, Habib Esid, luego de la matanza perpetrada por el Estado Islámico en el Riu Imperial Marhaba de Susa.
«Es una catástrofe para la economía», ha declarado la ministra de Economía, Salma Lumi. «Nuestras pérdidas serán grandes, pero la pérdida de vidas humanas será aun mayor», agregó al saber del ataque terrorista.
Según las fuentes consultadas por The Jerusalem Post, la matanza que este viernes ha perpetrado en Kobani y un pueblo vecino es una de las peores en el sangriento historial de esta entidad terrorista, que controla buena parte de Siria e Irak.
Naciones Unidas calcula que las operaciones del EI en la zona han llevado a la huida de más de 60.000 personas.