Revista de Prensa

¿Puede Túnez democratizar Oriente Medio?

 

Bandera de Túnez

Steven A. Cook, del Consejo de Relaciones Exteriores, pone en duda que la transición tunecina hacia la democracia vaya a tener efectos importantes en otros países de la región.

El relato convencional sugiere que un país dado tiene más probabilidades de convertirse en democrático cuando está rodeado por democracias, y no al revés. Es decir, un único democratizador aparente no es probable que influya en las dinámicas políticas de los regímenes autoritarios vecinos. Un estudio encontró que las  sociedades necesitan ser receptivas al cambio para tener efectos internacionales demostrables (…) Si Túnez estuviera contagiando a Libia, Egipto, Argelia o cualquier otro actor en la región, los responsables políticos de esos países tendrían que ser receptivos a las lecciones de la transición tunecina. No tengo duda de que hay mucha gente en esos países que quiere vivir en democracia, pero las elites (…) han demostrado que tienen el poder –al menos a corto plazo– para frustrar esos sueños democráticos.

EEUU y los demás poderes globales deberían ayudar a Túnez, porque esa colaboración avanzaría en las promesas del levantamiento tunecino, lo que sería bueno para sus ciudadanos. Sin embargo, sugerir que esta ayuda es fundamental porque haría progresar los cambios democráticos en otros lugares de Oriente Medio parece, en las actuales circunstancias, un exceso analítico. Más bien, como tantas otras cosas relacionadas con Túnez en estos días, es un acto de fe.

Dovid Ben-Meir denuncia en las páginas de The Jerusalem Post las campañas que acusan al  Estado judío de discriminar a los árabes, especialmente contra las que equiparan a Israel con la Sudáfrica del apartheid.

El idioma oficial es el hebreo… y el árabe. Todas las señalizaciones de las calles están en hebreo, árabe e Inglés.

¿De dónde viene el mito del apartheid? [Bebe] de las mismas fuentes que los libelos de sangre medievales contra los judíos: ignorancia, prejuicios, celos, estereotipos preconcebidos, estigmas racistas y el adoctrinamiento religioso y político que proporciona una excusa para odiar a los judíos.

(…)

(…) ‘apartheid’ (…) es otra palabra mal utilizada en la guerra semántica contra Israel. No sólo es un libelo mendaz, sino una distorsión de lo que fue realmente el apartheid, pues trivializa el sufrimiento real bajo ese sistema discriminatorio.

Jaled Almaina, conocido periodista y comunicador saudí, repasa la situación de Oriente Medio y pone el acento en la necesidad de una mayor cooperación entre los países árabes. Para ello, pone como ejemplo la que tienen establecida las monarquías del Golfo Pérsico.

(…) las relaciones interárabes están basadas mayormente en las relaciones personales entre los líderes árabes. A los nacionales de un país les esperan calamidades cuando sus dirigentes caen. La población entera resulta castigada y la maquinaria propagandística resuena a todo volumen.

(…) El proceso de fragmentación continuó con el ataque bárbaro a Irak en 2003, su desintegración deliberada, el ataque a Libia, el conflicto sirio y la mala gestión de la Primavera Árabe.

Entonces surge la pregunta: ¿hay todavía un mundo árabe?

No podemos permitirnos sino ser optimistas. Los países del Consejo de Cooperación del Golfo son un ejemplo de cooperación continua y unidad manteniendo las identidades nacionales. Esto ha traído un sentido del orden a la región del Golfo. Otros Estados árabes en el Magreb y el Levante pueden muy bien seguir el ejemplo.

Eso es lo que quiere el pueblo árabe. Una casa en orden.