No se puede permitir a Irán que amenace a Israel con completa impunidad.
El conflicto árabe-israelí no tiene que ver con los asentamientos, los puestos de control o la valla de seguridad.
El daño que hacen a su propio pueblo es tremendo.
La célebre compañía del sector de los alquileres da marcha atrás a una de sus decisiones más controvertidas.
Una batalla sorda de gran importancia para el Viejo Continente.
Afortunadamente, Israel, con el apoyo de la gente decente, tanto judía como no judía, sigue ganando fuerza.
Siempre que Israel lanza una gran operación antiterrorista, el sentimiento antiisraelí se dispara, junto a los ataques antisemitas.
Washington y Jerusalén comparten los mismos intereses estratégicos y los mismos valores democráticos liberales.
La democracia israelí no está en riesgo.
«Israel es un pretexto para el islam político, cuyo objetivo es destruir la mera base de nuestra civilización».