Es un político hábil, poco simpático, formado en e influido por los EEUU, al que no le tiembla el pulso ante nadie.
Obama se empeña en achacar a Israel el fracaso de las negociaciones y el rechazo a la solución de dos Estados.
Mientras Kerry hablaba de revivir el proceso, Hamás anunciaba que había completado sus preparativos para el próximo enfrentamiento.
Cuando aún resuenan las palabras de Netanyahu en Washington, la Inteligencia estadounidense da este golpe de efecto.
Los israelíes están mucho más preocupado por la marcha de su economía y el alto coste de la vida.
El Likud quedaría entre 2 y 4 escaños por debajo de la Unión Sionista de Herzog y Livni.
Un reciente documento demuestra que no fue Netanyahu quien hizo fracasar las negociaciones con los palestinos.
Si Netanyahu saliera derrotado en las próximas elecciones, seguramente Obama no lograría los cambios que espera en la política israelí.
Una cosa tienen clara: desean a Netanyahu y a la derecha fuera del poder.
Montevideo sospecha que quiso atentar contra la embajada de Israel en enero.