Desde su ascenso al trono, en 1999, Mohamed VI ha realizado 46 visitas a 25 países africanos.
Un asesino impidió a un hombre honesto corregir el rumbo que había tomado.
Esta crisis ambiental y social puede tener consecuencias para el sur de Europa si impulsa flujos migratorios descontrolados.
En norte de Marruecos sigue clamando contra la represión y el abandono.
El descontento en la población rifeña está empezando a crear un grave problema a Rabat.
En política exterior, los presidentes de EEUU tropiezan siempre en las mismas piedras.
La restauración completa de la tiranía baazista sigue pareciendo una quimera, pero lo cierto es que la oposición parece incapaz de vencer.
Si los suníes temen ser objeto de limpieza étnica, antes o después surgirá un ‘ISIS 3.0′.
Marruecos está sabiendo jugar sus cartas en la arena internacional.
Cambiar las fronteras de Oriente Medio no es, ni mucho menos, la panacea.