Recep Tayyip Erdogan está cada vez más paranoico y trastornado.
Movilizar a una mayoría suní con un nacionalismo excluyente y sectario es esencial para sus perspectivas de reelección.
La votación del domingo, marcada por las sospechas y la incertidumbre.
La sociedad turca cometería un grave error si cediera en este terreno.
El presidente islamista considera una «traición» la propuesta Partido Democrático del Pueblo (HDP).
Estremecedoras denuncias de activistas pro derechos humanos.
Ankara está librando una guerra despiadada contra los kurdos.
El objetivo han sido simpatizantes del prokurdo HDP.
De la fascinación por el Real Madrid y el rap pasó, en pocos meses, a la obsesión con la yihad.
Las ambiciones erdoganitas de una presidencia ejecutiva islamista todopoderosa y autoritaria han ido a parar al vertedero político.