Abás y Hamás pueden diferir en muchas cosas, pero les une el afán por acabar con Israel.
Los palestinos no han experimentado nada remotamente parecido la ‘Shoá’.
Los palestinos, el mundo árabe y el Islam, grandes focos de atención del Estado judío.
En los círculos de poder norteamericanos, la suspicacia hacia el Estado judío sigue pisando fuerte.
El ‘rais’ sigue más interesado en rechazar la existencia de un Estado judío que en crear uno palestino.
La decisión de postergar el traslado de la embajada a Jerusalén será interpretada como una muestra de debilidad.
Hasta que la aniquilación de Israel no sea una idea completamente derrotada, no habrá manera de resolver el conflicto.
Hay mucho que hacer en la contención de Irán y la lucha contra el terrorismo yihadista.
Pero todo el mundo calla, empezando por la propia Autoridad Palestina y Hamás.
No pueden seguir así. Tienen que cambiar radicalmente el chip.