El mensaje que el Líbano y los demás países árabes mandan a los palestinos es: «Os queremos y apoyamos; pero lejos, muy lejos».
Irán no necesita nuestro apaciguamiento, sino una nueva revolución.
El único idioma que entienden es el de la presión económica, política y, si es necesario, militar.
¿Apoyará y ayudará Occidente a esta cristiana perseguida? Ella es nosotros.
Con amigos como los europeos, el Estado judío no necesita enemigos.
Hamás está teniendo éxito mediático con el uso de su nueva y criminal táctica de agitación antiisraelí.
El autócrata islamista arremete contra Occidente mientras se estrecha lazos con Rusia e Irán.
El silencio ante la despiadada represión de las protestas en la República Islámica equivale a tolerarla.
El país euroasiático sigue en la OTAN. Veremos si por mucho tiempo.
Ankara y Washington, cada vez más distanciadas.