Revista de Prensa

Órdago 'capital' de Biden a Israel – Qué quieren los palestinos – Arabia Saudí ya no es lo que era

 

alerta-roja
"La Administración Biden está tratando de deshacer parcialmente uno de los mayores logros diplomáticos de Israel en las últimas décadas: el reconocimiento de la soberanía israelí sobre la totalidad de Jerusalén por parte de EEUU""Los palestinos desean una vida mejor, pero lamentablemente no ven que ese objetivo está ligado a la paz con Israel""Dore Gold, exembajador de Israel en EEUU, autor del libro 'El reino del odio', donde describía el 'apoyo de Arabia Saudí al nuevo terrorismo global' –así rezaba el subtítulo–, ha escrito ahora un artículo en el que proclama todo lo contrario: 'Arabia Saudí ya no es el reino del odio'. Entre un texto y otro han transcurrido 18 años"

La reapertura del consulado en Jerusalén, un órdago ‘capital’

joe-biden-micro

El profesor Eugene Kontorovich, referente indispensable para quien esté interesado en la lawfare que se libra contra Israel en la arena internacional, ha publicado en Israel Hayom un artículo en el que insta al Gobierno de Naftalí Bennett y Yair Lapid a plantarse ante la decisión de Washington de volver a abrir su consulado en Jerusalén

Advierte Kontorovich: 

La Administración Biden está tratando de deshacer parcialmente uno de los mayores logros diplomáticos de Israel en las últimas décadas: el reconocimiento de la soberanía israelí sobre la totalidad de Jerusalén por parte de EEUU, al que siguió el de muchos otros países;

y despeja cualquier duda sobre las motivaciones subyacentes: 

EEUU no quiere abrir un consulado para simplemente tener un lugar donde desarrollar sus relaciones con la Autoridad Palestina (AP). Si eso fuera todo, sencillamente podría abrirlo en Abu Dis [suburbio palestino de Jerusalén] o Ramala, donde desarrolla sus relaciones con la AP la mayoría de los países. O podría reabrir la misión palestina en Washington, que también cerró Trump […] [E]l propósito de abrir el consulado es reconocer las demandas palestinas sobre Jerusalén […] La apertura del consulado devolvería las cosas a la situación previa al reconocimiento norteamericano de [la soberanía israelí sobre] Jerusalén.

Kontorovich no puede dar más importancia a este asunto y advierte a los dirigentes del Estado judío de que ceder no es una opción, pues lo que está en juego es nada menos que la soberanía israelí sobre su propia capital:

La Administración norteamericana está tratando de acogotar a Israel describiendo [su decisión sobre] el consulado como una “promesa electoral” de Biden, aunque cuesta encontrar una sola declaración pública sobre la cuestión durante su campaña. El Gobierno de Israel debe dejar claro que la soberanía exclusiva de Israel sobre Jerusalén no es una “promesa electoral” sino un axioma obvio, fundamental.

***

Qué quieren los palestinos

Hussain Absul-Hussain, analista de la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD), ha analizado los resultados de una encuesta que acaba de publicar el Centro Palestino para la Investigación Demoscópica y Política (PCPSR) y llegado a la conclusión de que a los palestinos les preocupan menos la democracia y los derechos humanos que una mejora sustancial y real de sus condiciones de vida. De ahí el título del artículo que ha publicado en su página de Substack, “Palestinians want better lives, regardless of rights”, y de su prácticamente obligado pesimismo en lo relacionado con una resolución definitiva del conflicto israelo-palestino.

El 29% de los palestinos [consultados] dijeron que su gran prioridad es “la unificación de la Margen Occidental y la Franja de Gaza”. En segundo lugar figuró “la mejora de la situación económica”, con un 25%. La lucha contra la corrupción fue la tercera, con un 15%, mientras que el 14% respondió que su prioridad es “el levantamiento del cerco y bloqueo de la Franja de Gaza”.

Sólo un 9% dijo que su gran prioridad es el “fortalecimiento de la resistencia a la ocupación”, lo que demuestra que todo lo relacionado con la “ocupación”, la obsesión de los palestino-americanos y sus simpatizantes entre los progresistas estadounidenses, no recibe siquiera un 10% del interés.

Estos números sugieren que el tan vilipendiado Plan Kushner, concebido para mejorar el nivel de vida de los palestinos (…) sin ofrecerles soberanía, podría haber sido algo querido por los palestinos, de no haber sido por la demonización política de que fue objeto.

[…]

[Rashida] Tlaib [congresista demócrata de origen palestino], que se promociona como la voz de los palestinos en el Congreso norteamericano, [proclama] que Washington “debe dejar de financiar los abusos a los derechos humanos” [en alusión a la ayuda financiera de EEUU a Israel].

Pero la mayoría de los palestinos de la Margen Occidental y la Franja de Gaza no piensa que sea Israel quien viola sus derechos humanos. En la encuesta del PSR, el 71% de los habitantes de la Margen dijo que la gente de la zona no puede criticar sin temor a la Autoridad Palestina (AP). En la Franja de Gaza (…), el 62% (…) dijo que la gente no puede “criticar sin temor a las autoridades de Hamás”.

A diferencia de cómo quiere Tlaib que EEUU fuerce a Israel a conceder derechos a los palestinos, la encuesta muestra que sólo el 10% de los palestinos (…) creen que “el gran objetivo palestino (…) debería ser el establecimiento de un sistema político democrático que respete las libertades y derechos de los palestinos”.

Los palestinos desean una vida mejor, pero lamentablemente no ven que ese objetivo está ligado a la paz con Israel. Según la encuesta, el 53% (…) se opone a la solución de los dos Estados, mientras que el 60% es partidario de la perpetuación del conflicto con Israel –el 44% de los cuales respalda la “lucha armada”–. Sólo el 36% (…) apoya las negociaciones con Israel, y el 46% se muestra de acuerdo con una solución de dos Estados.

***

Terrorismo: Arabia Saudí ya no es lo que era

Dore Gold, exembajador de Israel en EEUU, autor del libro El reino del odio (Hatred’s Kingdom), donde describía el “apoyo de Arabia Saudí al nuevo terrorismo global” –así rezaba el subtítulo–, ha escrito ahora un artículo en el que proclama todo lo contrario: “Arabia Saudí ya no es el reino del odio” (“Saudi Arabi is no longer a kingdom of hate”). Entre el primer texto y el segundo han transcurrido 18 años (2003-2021) y, sentencia Gold, “estamos en un mundo diferente”. Un mundo en el que la gran amenaza no procedería del megaterrorismo islamista suní capitaneado por Al Qaeda sino de la República Islámica de Irán y sus peones.

Gold, presidente del Jerusalem Center for Public Affairs, encomia las reformas que ha emprendido el príncipe heredero –y gobernante de facto– Mohamed ben Salman, que “ha preparado el terreno para una nueva Arabia Saudí que puede adoptar un rol protagónico en Oriente Medio y más allá”, y aboga por el establecimiento de una “nueva infraestructura de relaciones” en la región… y más allá, de hecho da un toque de atención a Occidente para que deje de apaciguar al régimen de los ayatolás: 

La última vez que llegó a un acuerdo nuclear con Teherán, en 2015, levantó las sanciones [a la República Islámica], lo que llevó a que una cantidad ingente de fondos inundara el Tesoro iraní y [las arcas de] sus milicias en todo Oriente Medio. No puede volver a suceder una segunda vez.

“Esto no va solo de geopolítica”, afirma Gold, que incluso llama a la forja de una “alianza de civilizaciones”, ciertamente muy distinta de la predicada en tiempos por el islamista turco Recep Tayyip Erdogan y su socio socialista español, José Luis Rodríguez Zapatero:

Nuestra región alumbró nuestras religiones y las naciones que hoy viven con nosotros. Hemos de volver a abrazar esa historia para, así, sentar las bases para un Oriente Medio muy distinto.


Revista El Medio recomienda El Correo de Israel, boletín diario elaborado por nuestro colaborador Marcel Gascón.