Contextos

Mohamed Dahlán y el Acuerdo del Siglo

Por James M. Dorsey 

Mahmud Abás y Mohamed Dahlan
"Los rumores sobre las maniobras políticas de Dahlán se producen en el contexto de los esfuerzos generales de Emiratos y Arabia Saudí en pro del plan para la paz de EEUU, pese a la insistencia oficial de ambos países en que Jerusalén Este sea la capital de un Estado palestino independiente y de las maniobras a la contra de Qatar y su aliada Turquía"

El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abás, y Hamás, la organización islamista que controla la Franja de Gaza, han condenado el aún no revelado Acuerdo del Siglo del presidente Donald Trump. Al punto de que boicotearon una conferencia en Bahréin, celebrada en junio y organizada por Jared Kushner, el negociador y yerno de Trump, dedicada a los aspectos económicos del mismo.

Previamente, Abás ya había rechazado a EEUU como mediador en el conflicto israelo-palestino, después de que la Administración Trump reconociera a Jerusalén como capital de Israel, recortara la financiación a los palestinos y cerrado la oficina de la AP en Washington. Mientras, Trump reconoció los ocupados Altos del Golán sirios como parte de Israel.

En la conferencia de Bahréin, a la que asistieron funcionarios y empresarios del Golfo, EEUU, Europa y Asia, Kushner presentó un plan de inversión de 50.000 millones de dólares, de los cuales 28.000 se destinarían a la creación de empleo y la reducción de la pobreza entre los palestinos.

La Administración Trump comunicó que no revelaría los detalles políticos de su propuesta hasta después de las elecciones israelíes del próximo día 17, para no influir en lo que se prevé una ajustada pugna entre el derechista partido Likud del primer ministro Netanyahu y el Partido Azul y Blanco del exjefe militar Benny Gantz.

Los príncipes herederos de Arabia Saudí y Emiratos, Mohamed ben Salman y Mohamed ben Zayed, han buscado discretamente apoyos para el plan de paz norteamericano, que, según palabras de Kushner, diferirá del árabe de 2002 en que no va a plantear la solución de dos Estados para la resolución del conflicto israelo-palestino.

Dahlán, considerado un hombre cercano al príncipe Zayed y también al exministro de Defensa israelí Avigdor Lieberman, ha desempeñado un importante papel, sobre todo en los esfuerzos de Emiratos por cortar las alas a Hamás.

Dahlán se exilió a Emiratos en 2007, después de que Hamás desbaratara su apuesta –respaldada por EEUU– por acabar con el control de la organización islamista sobre Gaza. En aquel entonces el presidente estadounidense, George W. Bush, se refirió a Dahlán como “nuestro chico”.

Posteriormente, Dahlán fue acusado de corrupción por la AP de Abás.

Se ha informado de que el último movimiento de Dahlán consiste en fundar un partido político, maniobra que contaría con el apoyo de Emiratos y de Egipto pero que dividiría a sus seguidores en Gaza.

Algunos de los partidarios de Dahlán en la Corriente de Reforma Democrática, que sigue formando parte del movimiento Fatah de Abás, han sostenido en otras ocasiones que la creación de un partido fragmentaría aún más el panorama político palestino.

Que vuelva a hablarse de un partido parece tener que ver con que Israel haya contribuido con cientos de millones de dólares estadounidenses a la ayuda catarí a la reconstrucción y provisión de servicios médicos y educativos en Gaza.

Qatar, que mantiene estrechos lazos con organizaciones islamistas, apoya desde hace mucho tiempo a Hamás, mientras que la oposición radical del príncipe Zayed a cualquier manifestación de islam político ha enfrentado a Emiratos con el movimiento palestino.

Las visiones diametralmente opuestas sobre este punto (el islam político) están en el cogollo del conflicto del Golfo, donde Emiratos y Arabia Saudí lideran un boicot diplomático y económico contra Qatar que dura ya más de dos años.

Se vuelve a hablar de todo esto después de que en 2017 fracasara una negociación para el retorno de Dahlán a Gaza en la que intervinieron Hamás y los servicios de inteligencia egipcios.

El acuerdo habría obligado a Hamás a compartir el poder con Dahlán a cambio de que Israel y Egipto relajaran el control sobre la empobrecida Franja, en un momento en que Abás se negaba a pagar los salarios de los funcionarios gazatíes e Israel reducía el suministro eléctrico a Gaza a fin de doblar la mano a Hamás.

Los rumores sobre las maniobras políticas de Dahlán se producen en el contexto de los esfuerzos generales de Emiratos y Arabia Saudí en pro del plan para la paz de EEUU, pese a la insistencia oficial de ambos países en que Jerusalén Este sea la capital de un Estado palestino independiente y de las maniobras a la contra de Qatar y su aliada Turquía.

Arabia Saudí y Emiratos se afanaron en socavar el intento turco de aprovecharse de la oposición al reconocimiento de Jerusalén por parte de Trump para afirmar su liderazgo sobre el mundo musulmán, así como en debilitar el papel de Jordania como custodio de la Explanada de las Mezquitas (Haram al Sharif), que alberga la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam.

Hace unos meses, en declaraciones a un medio considerado cercano a Qatar, Kamal Jatib, líder islamista israelo-palestino, afirmó que Dahlán, en cooperación con empresarios locales, había tratado infructuosamente de adquirir propiedades inmobiliarias adyacentes al lugar sagrado, al que los judíos denominan Monte del Templo. 

Jordania, donde aproximadamente la mitad de la población es de origen palestino, camina sobre la cuerda floja entre su rechazo al plan de la Administración Trump y sus complejos lazos con Emiratos y Arabia Saudí.

A diferencia de Jordania, Emiratos y Arabia Saudí no están maniatados por la demografía palestina. Sin embargo, deben avanzar con cuidado en su respaldo a una iniciativa ampliamente considerada como un intento de privar a los palestinos de un Estado independiente. La opinión pública puede mostrarse volátil y el plan, volvérseles en contra y acabar reforzando a Hamás.

Un reingreso formal de Dahlán en la política palestina podría ayudar a resolver el dilema de Emiratos y Arabia Saudí, acentuado por la preocupación de que un exceso de presión sobre Abás para que se desdiga de su rechazo a la mediación estadounidense dé alas a Hamás, fuertemente vinculada a los Hermanos Musulmanes.

“Estamos intentando componer un delicado equilibrio”, ha dicho un funcionario del Golfo. “La clave es fortalecer a los moderados, no a los extremistas”, esto es, a Hamás y demás islamistas.

© Versión original (en inglés): BESA Center
© Versión en español: Revista El Medio