La joven pakistaní, superviviente de un intento de asesinato por parte de los talibanes para impedirle acudir a la escuela, recibió la ovación ayer de los diputados del Parlamento Europeo de Estrasburgo al recibir el premio Sajarov a la libertad de conciencia.
«Acepto este premio en nombre de Dios», dijo Malala en su discurso de agradecimiento, en el que no faltaron referencias a la necesidad de que Occidente apoye los esfuerzos educativos de los que, como ella, intentan día a día que el acceso de los niñas a la educación en los países controlados por fuerzas islamistas sea un hecho.