Revista de Prensa

Malala no pudo decirle nada

 

Malala Yusafzai.

La niña paquistaní que fue tiroteada por los talibanes por no querer abandonar sus estudios recientemente galardonada con el Premio Nobel de la Paz reflejó en sus memorias cómo logró sobrevivir al atentado y la lucha que mantiene desde entonces por garantizar el derecho a la educación de las niñas en los regímenes islámicos. El diario argentino Clarín publica esta reseña del libro de Malala. 

Tenía 15 años cuando los talibán la amenazaron de muerte. La acusaban de blasfema por defender el derecho de las mujeres a la educación en su país, Pakistán. Tuvo miedo. Se preguntó qué haría si uno de ellos fuera a matarla. Primero pensó golpearlo con un zapato. Pero ese gesto –una de las peores ofensas para los musulmanes– la haría tan cruel como él. “Malala –me dije–, simplemente dile lo que piensas. Que quieres seguir tus estudios. Por ti misma. Por todas las niñas. Por su hermana, por su hija. Por él”. Eso pensó. Pero cuando un hombre detuvo el micro que la traía de la escuela una tarde de octubre de 2012 y le disparó a la cabeza y al cuello, no pudo decirle nada.

La personalidad de Abu Baker al Bagdadi, su fanatismo y su conocimiento de las leyes islámicas han convertido su liderazgo en un hecho incuestionable, avalado además por su alegada pertenencia a la tribu del Profeta. En este artículo, el analista del yihadismo Aymen Jauad al Tamimi explora las consecuencias que la desaparición de Bagdadi tendría para el grupo terrorista.

Nada sugiere que otras figuras de alto nivel como Adnani y comandantes de campo como Omar Shishani y Saker Abu Wahib se proyecten como potenciales sucesores de Bagdadi.

Por tanto, el Estado Islámico podría encontrarse ante un problema en caso de muerte de Bagdadi, si no se alcanza inmediatamente un acuerdo sobre el sucesor que pueda continuar su legado y reclamar lealtad a los musulmanes de todo el mundo.

La pretensión de que los terroristas del EI pretenden únicamente la expansión del islam, a cuyo objetivo supeditarían cualquier otra consideración, es puesta en tela de juicio por desertores como Abú Abdulá, guardaespaldas de uno de los dirigentes de la organización, que ha explicado en una entrevista por qué la dejó y qué es lo que buscan realmente sus líderes.

Algunos creen que las matanzas, violaciones, asesinatos y secuestros son una buena forma de expandir el islam, no obstante, a muchos jefes militares como Jamal no les importa la misión de propagar el islam. Solo se preocupan por ser más poderosos. Si surge una nueva organización con mayor poder, hacia ella se dirigirán.

Jonathan Spyer pone el acento en la importancia que el Frente Al Nusra, la franquicia oficial de Al Qaeda en Siria, está teniendo en el desarrollo de la guerra contra el régimen de Damasco. A pesar de su radicalismo teológico, el Frente Al Nusra es capaz de adaptarse a las necesidades de la lucha sobre el terreno, de forma que no es infrecuente que forme alianzas en unas zonas con grupos a los que combate en otras. Su versatilidad recuerda a Hezbolá, el grupo terrorista chií libanés, precisamente el grupo contra el que la filial de Al Qaeda se dispone a combatir.

Curiosamente, en otras áreas el Frente Al Nusra coopera con las mismas fuerzas contra las que lucha en el norte. En el oeste de Siria y el valle libanés de la Bekaa, por ejemplo, el Frente Al Nusra  y el Estado Islámico combaten juntos en la zona montañosa de Qalamun y en frecuentes incursiones en el Líbano. Buscan conectar las localidades suníes pro rebeldes en la Bekaa con los luchadores yihadistas de las montañas, para asegurar las rutas de suministro durante el invierno.

El Frente Al Nusra recientemente mató a cerca de 10 combatientes de Hezbolá en una incursión en las proximidades de Britel. También tomó parte, junto al Estado Islámico, en un ataque a larga escala en la ciudad de Arsal el pasado mes de agosto, capturando a soldados libaneses.

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El líder del Frente Al Nusra, Mohamed al Julani, dirigiéndose directamente a Hezbolá, ha dicho: “La auténtica guerra en el Líbano todavía no ha comenzado y lo que va a venir es tan amargo que Hasán Nasralá se morderá los dedos de remordimiento por lo que ha hecho a los suníes”.

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El Frente Al Nusra parece determinado a emerger como la imagen especular de Hezbolá, combinando la innegociable ideología yihadista con la flexibilidad táctica y la capacidad para trabajar con su público suní en lugar de simplemente aterrorizarlo para someterlo.