Revista de Prensa

Luther King, Israel y la causa palestina

 

Luther King
"¿Qué pensaría hoy de Israel el doctor King? Es una pregunta ociosa. Pero lo cierto es que al Israel de su tiempo lo vio con buenos ojos, y no tenía muchos menos defectos ni muchas más virtudes que el Israel actual"

Hoy, en Estados Unidos es el Martin Luther King Jr. Day, fiesta nacional. Por tal motivo, traducimos parte de un artículo que publicó en el Times of Israel hace dos años, en estas mismas fechas, el historiador Martin Kramer. Se titulaba «Martin Luther King e Israel, then and now» (‘Martin Luther King e Israel, entonces y ahora’).

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No pasa un año sin que alguien trate de asociar el nombre de Martin Luther King Jr. a la causa palestina. Lo cual es especialmente chocante porque, con el reverendo en vida, nadie tenía la menor duda de cuál era su posición. He aquí, por ejemplo, lo que dijo el difunto Edward Said, el más importante pensador palestino de su época, en una entrevista del año 1993:

Con la emergencia del movimiento de los derechos civiles, a mediados de los 60, y especiamente en 1966 y 1967, pronto tomé distancia con Martin Luther King, que se reveló un sionista tremendo y siempre hablaba muy cordialmente en defensa de Israel, sobre todo en 1967, tras la guerra [de los Seis Días].

[…] King pensaba que el problema de los refugiados palestinos, por no decir el conflicto árabe-israelí en su totalidad, podría solucionarse mediante “un Plan Marshall para Oriente Medio, por el que elevemos a quienes están más abajo económicamente hablando y les llevemos a la corriente general de seguridad económica”. Hoy en día se podría hablar de la paz económica, y entre sus campeones cabría citar a Jared Kushner.

En una ocasión, tras la guerra de 1967, King se hizo eco de la propuesta de que Israel intercambiara tierras por paz con los Estados árabes a los que acababa de derrotar (…)

Ciertamente, su bien medido apoyo a Israel no era ferviente, y jamás visitó el país (la guerra del 67 desbarató su único plan concreto al respecto). Hay también una clara evidencia de que quería ser visto como ecuánime en su visión de la paz. Sea como fuere, consideró justa la creación de Israel (dijo que tenía “derecho a existir”), y que el coste implícito de la misma era un mal lamentable que ameritaba compensación, no una calamidad como [la guerra de] Vietnam o la segregación [racial].

A veces se dice que King callaba sobre Israel para conseguir apoyo financiero y político judío a su movimiento pro derechos civiles. […] Supongo que los asesores de King jamás perdieron de vista la cuestión monetaria. Pero ese quid pro quo no tiene en cuenta la dimensión espiritual de los vínculos de King con los judíos sionistas. Sus dos [asesores] más cercanos [Joachim Prinz y Abraham Joshua Heschel] eran rabinos refugiados de la Europa de Hitler que consideraban redentora la creación de Israel. Y así como el Holocausto alimentó su pasión por los derechos civiles, también aceró su devoción por Israel. […] Para King, no eran meros seguidores sino visionarios con los que compartía valores proféticos. (…)

¿Qué pensaría hoy de Israel el doctor King? Es una pregunta ociosa. Pero lo cierto es que al Israel de su tiempo lo vio con buenos ojos, y no tenía muchos menos defectos ni muchas más virtudes que el Israel actual. Lo de si merecía ser llamado un “sionista tremendo”, como denunciaba Said, es cuestión de perspectiva y definición. Pero tratar de convertirlo en un abogado de la causa palestina es una afrenta a la Historia.