Contextos

Los musulmanes y el boicot a Israel

Por Rahil Raza 

BDS.
"Sobre las violaciones a los derechos humanos, admito que Israel, como cualquier otro país, las comete... pero bastante menos que los países de su entorno. Israel es aún la única democracia liberal de la zona en la que uno puede encontrar igualdad de género y libertad ciudadana""Incriminar a Israel se ha convertido en norma, y puede considerarse una artimaña para desviar el foco de los auténticos problemas que asedian al mundo árabe""Stephen Hawking no tuvo problemas para hablar en China o en Irán, dos países con un espantoso historial en violaciones de los derechos humanos. Pero ése es su problema. El mío es que soy de Pakistán, un país en el que el concepto 'derechos humanos' no tiene significado ni reconocimiento""Nunca he visto u oído a un palestino protestar por estas violaciones de los derechos humanos en mi país; que participe en manifestaciones o boicots por estos crímenes, o que muestre apoyo a la causa de las mujeres paquistaníes"

Recientemente recibí un correo electrónico de “un palestino en Vancouver” (Canadá), en el que me pedía que boicoteara la conferencia presidencial anual israelí Afrontando el Mañana, que se celebrará próximamente en Jerusalén y en la que se me ha invitado a participar.

Mi corresponsal mencionaba como motivos para el boicot las violaciones a los derechos humanos por parte de Israel, y me decía que como Stephen Hawking boicoteaba la conferencia, quizá yo también debiera hacerlo.

Mi respuesta a mi amigo palestino es que la primera vez que se me invitó a hablar en este acontecimiento, hace ya tres años, acudí, vacilante, sin saber de qué se trataba. Estaba tan entusiasmada, tanto por mi visita a Israel como por la propia conferencia, que escribí ampliamente sobre la experiencia en mi blog y, posteriormente, llamé a mi propia organización Musulmanes Afrontando el Mañana, con la idea de que un día también yo organizaría un encuentro similar sobre ideas y perspectivas para un mañana mejor.

A mi regreso, alabé el país y a su gente, pero muchos de mis amigos musulmanes no estaban interesados en conocer esos detalles. Sólo me preguntaron: “¿Había palestinos en la conferencia? ¿Se discutió la cuestión palestino-israelí?”. Me satisfizo responderles que sí, que los hubo; incluso me había traído a casa un libro sobre el islam escrito por uno de los oradores palestinos.

Sobre las violaciones a los derechos humanos, admito que Israel, como cualquier otro país, las comete… pero bastante menos que los países de su entorno. Israel es aún la única democracia liberal de la zona en la que uno puede encontrar igualdad de género y libertad ciudadana. En mis visitas he hablado con árabes israelíes y he descubierto que son reacios a dejar el país en el que disfrutan de libertad y derechos humanos.

Dado que estoy acreditada ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDHNU) en Ginebra, a cuyas sesiones asisto dos veces al año, tengo una estrecha vinculación con el tema. En el CDHNU oigo hablar mucho sobre crisis humanitarias, y nunca tienen que ver con Israel. La OCI (Organización de Cooperación Islámica), un grupo de 57 Estados árabes y musulmanes con delegación permanente ante la ONU, acusa continuamente a Israel de todo lo que ocurre en el mundo árabe-musulmán y más allá. Incriminar a Israel se ha convertido en norma, y puede considerarse una artimaña para desviar el foco de los auténticos problemas que asedian al mundo árabe.

El movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel no es precisamente novedoso, pero ha cobrado vida propia en instituciones académicas de toda Norteamérica. Este movimiento ha llevado a que en muchas universidades se celebren actos desagradables y absurdos en el marco de las Semanas del Apartheid Israelí. Si yo fuera estudiante, contraatacaría celebrando Semanas del Apartheid sobre para Arabia Saudí, Irán y Pakistán. Pero sé que ésa no es la solución a los problemas que asedian a esos países, y el quid de la cuestión es cómo la libertad de expresión puede convertirse en la fina línea que separa la incitación al odio de la verdad.

Esta incriminación también pone de manifiesto el doble rasero empleado por académicos como Stephen Hawking: al parecer, no tuvo problemas para hablar en China o en Irán, dos países con un espantoso historial en violaciones de los derechos humanos. Pero ése es su problema. El mío es que soy de Pakistán, un país en el que el concepto derechos humanos no tiene significado ni reconocimiento.

Según el informe de Human Rights Watch sobre Pakistán, 2012 fue un año desastroso para mi país, con crecientes ataques a civiles por parte de grupos radicales, minorías religiosas que padecen una inseguridad y una persecución inéditas y las libertades de credo y expresión gravemente amenazadas, a medida que los islamistas cobran fuerza. Y esto por no hablar de las violaciones a las mujeres. La Fundación Aurat, un grupo local de defensa de los derechos de las mujeres, dice que el número de incidentes violentos contra ellas ha aumentado al menos un 7% respecto al año pasado.

Pero nunca he visto u oído a un palestino protestar por estas violaciones de los derechos humanos; que participe en manifestaciones o boicots por estos crímenes, o que muestre apoyo a la causa de las mujeres paquistaníes. ¿Dónde estaban sus voces cuando los cristianos y los chiíes eran asesinados y sometidos a un trato brutal en Pakistán, hace solo unos meses? Nadie me pidió que cancelara mis visitas anuales, pero presenté una queja contra mi propio país natal ante el CDHNU, así que puede que no regrese pronto.

Hablemos también de Arabia Saudí, donde la lista de violaciones a los derechos humanos es interminable. Donde, según informes de la ONU, se tortura y es habitual azotar a los delincuentes. Amnistía Internacional publicó a finales de mayo su informe anual sobre el estado de los derechos humanos en Arabia Saudí, que incluía una amplia gama de violaciones de los mismos. Se comentaba todo tipo de cosas: represión de la mujer, maltrato de trabajadores inmigrantes, ejecución de menores, sectarismo, detenciones arbitrarias, tortura. La sección más extensa del informe se refería a la eliminación de disidentes y a la detención de defensores de los derechos humanos.

Pero nadie habla de Boicot, Desinversión y Sanciones contra Arabia Saudí. Creo que todos los musulmanes deberían boicotearla al menos durante un año.

Para finalizar, permítanme que le diga esto a mi amigo palestino: el conflicto palestino-israelí es territorial, y podrá resolverse cuando ambas partes se reconozcan y, como iguales, dialoguen. Eso significa que tienes que aceptar que Israel tiene derecho a existir, como lo hago yo. No es el único conflicto que atañe a los musulmanes. Si quieres justicia para quienes sufren terribles violaciones a sus derechos humanos, protesta contra Sudán, Egipto, Birmania, China, Irán y todos los demás países que habitualmente persiguen a sus propios ciudadanos.

Mientras tanto, yo estoy haciendo las maletas y contando los días que me faltan para volver a Israel. Ahora tengo más amigos allí, y planeo pasarlo estupendamente en ese hermoso país.

Gatestone Institute