Contextos

Los kurdos y la estrategia estadounidense en Siria

Por Yehad Saleh 

Bandera del Estado independiente de los kurdos
"Si la Administración estadounidense hubiera actuado para unir a los kurdos sirios y colaborado con ellos para alcanzar la estabilidad y frenar el terrorismo, el Kurdistán sirio podría haberse convertido en un centro estratégico para que la oposición derrocara a Asad""Estados Unidos aún puede encontrar un papel para los kurdos de Siria. Sin embargo, eso exigirá coordinación con el CRK para formar y adiestrar una fuerza armada kurda aliada de Washington y capaz de proteger a su propia comunidad y a otras"

Los kurdos llevan bastante tiempo en primera línea de la lucha contra el régimen del presidente sirio Bashar al Asad. Llevan enfrentándose a él desde el año 2000, y siguen desempeñando un papel significativo en el levantamiento sirio, que entra ahora en su cuarto año. Pero, pese a su importancia geopolítica en la zona y a su potencial como aliados para Estados Unidos, dado que en la región constituyen una minoría que rebasa fronteras, no han recibido apoyo norteamericano alguno. Washington debe darse cuenta de que los kurdos de Siria no sólo pueden desempeñar un papel importante en la campaña contra el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) y garantizar una solución política para el país, sino que pueden contribuir a afianzar intereses estadounidenses como los kurdos iraquíes.

El Kurdistán sirio se extiende a lo largo de la frontera con Turquía y alberga también comunidades asirias y árabes. En él se encuentran la mitad del petróleo y del gas de Siria; además, cuenta con tierras fértiles para la agricultura y la ganadería. Se trata de una zona de gran importancia geopolítica para Siria, Turquía e Irak, ya que el régimen de Asad ha cedido el control de las regiones kurdas al Partido de la Unión Democrática (PYD) para cubrirse las espaldas y asegurar su frontera nororiental.

Políticamente, los kurdos son el movimiento de oposición popular más organizado de Siria. Aparte del conflicto con el PYD –ala política del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en Siria–, el movimiento promueve la acción y las manifestaciones no violentas. Si la Administración estadounidense hubiera actuado para unir a los kurdos sirios y colaborado con ellos para alcanzar la estabilidad y frenar el terrorismo, el Kurdistán sirio podría haberse convertido en un centro estratégico para que la oposición derrocara a Asad. Podría haber colaborado con el Consejo Nacional Kurdo (CNK) y con el Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) para formar una peshmerga siria que protegiera tanto a los kurdos como a otras etnias, así como para prevenir que los yihadistas se infiltraran a través de las fronteras e introdujeran armas de contrabando. Además, Estados Unidos podría haber dotado de poder a esa fuerza para que desempeñara un papel clave a la hora de alcanzar una solución global en Siria.

En cambio, Estados Unidos se limitó a tratar de incluir al CNK en la coalición siria. Pese a que lo consiguió, se trató de un movimiento que no estuvo en consonancia con la importancia de la zona kurda para Turquía, Irak y el régimen de Asad. De haber actuado de otra forma, el Estado Islámico no habría podido penetrar en la zona y llegar hasta la frontera turca como ha hecho en Kobani.

La política exterior estadounidense ha marginado a los kurdos de Siria y los ha dejado con las manos atadas. Ni el PKK, al que Estados Unidos, Europa y Turquía han considerado un grupo terrorista, ni el GRK, que ha decepcionado al CNK, son opciones viables para los kurdos. En cuanto al PYD, recibió el apoyo del régimen de Asad, de Teherán y del ex primer ministro iraquí Nuri al Maliki, además del de la Unión Patriótica del Kurdistán, del PKK y del Partido de las Regiones Democráticas. Así, el PKK pudo formar cantones locales cooperando con algunos árabes, con sirios y con partidarios del régimen de Asad para dar a Occidente y a Estados Unidos la impresión de que son una fuerza política y militar a la que valía la pena apoyar.

Estados Unidos aún puede encontrar un papel para los kurdos de Siria. Sin embargo, eso exigirá coordinación con el CRK para formar y adiestrar una fuerza armada kurda aliada de Washington y capaz de proteger a su propia comunidad y a otras. Por otro lado, si se convocara una conferencia internacional en apoyo de los kurdos de Siria, se ayudaría a éstos a encontrar una forma de protegerse a sí mismos y de labrarse un papel en la búsqueda de la estabilidad y la democracia en Siria y en el resto de la región.

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