Revista de Prensa

Los gazatíes se hartan de Hamás: "¡Queremos vivir!"

 

yahia-sinwar

El analista israelí Edy Cohen reflexiona sobre las protestas que se están registrando en Gaza y recomienda encarecidamente al Gobierno israelí que no se deje llevar al terreno de las provocaciones de Hamás, la organización terrorista islamista que detenta el poder en la Franja.

En los últimos días hemos visto protestas inauditas en Gaza por el coste de la vida (…) Se trata de un ‘movimiento popular’ cuyo eslogan, “¡Queremos vivir!”, enseguida se convirtió en un hashtag en las redes sociales. El objetivo es bien sencillo: [pedir] que mejoren las condiciones económicas (…) La terrible situación de Gaza se refleja en la recesión económica, la escasez de electricidad, el alto desempleo, la pobreza, el hacinamiento, el alto coste de la vida (…) y el régimen terrorista [que detenta el poder] (…)

(…) los habitantes de Gaza han roto el muro de silencio que ha imperado en la Franja desde que Hamás expulsó a la Autoridad Palestina y se hizo con el control.

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Son muchos los que creen que esta es la chispa que provocará una conflagración contra la organización terrorista, que gobierna con puño de hierro. (…) Aún no se sabe si las protestas cobrarán fuerza, pero lo cierto es que representan un dolor de cabeza para el liderazgo de Hamás, que por el momento calla. (…)

Lo que suele hace Hamás en estos trances es incitar a la población contra Israel (…) Así pues, es probable que Hamás trate de provocar un deterioro de la situación en la frontera para desviar la atención (…). Israel debería actuar con sensatez y no intervenir esta vez en los asuntos internos de Gaza, para no dar excusas a Hamás.

Shimon Stein, del Instituto para los Estudios sobre Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv, y su colega Shlomo Brom, ex vicedirector del Consejo Nacional de Seguridad israelí, consideran que sólo Moscú puede mediar entre la República Islámica y el Estado judío en Siria, territorio de trascendental importancia para ambas potencias regionales.

Las perspectivas de concertar los contradictorios intereses de Irán e Israel en Siria parecen muy escasas. No es probable que Irán vaya a retirarse militarmente de Siria: es una parte importante de su línea de defensa contra Israel. E Israel hará todo lo que esté en su mano para impedir que Irán disponga de infraestructura estratégica de largo aliento en Siria, que junto con la presencia de Hezbolá en el Líbano representa una grave amenaza [para el Estado judío].

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Ninguna de las partes tiene todo lo que quiere, pero el nuevo ‘statu quo’ es soportable para las dos. Ahora bien, siempre es posible que se produzca una escalada, por errores de cálculo o de comprensión, o por las presiones propias de las políticas domésticas, aun cuando las dos partes estén interesadas en evitarlas.

(…) hay una necesidad crítica de una tercera parte en la que confíen las otras dos. Preferiblemente una que no tenga agenda propia. (…)

A falta de ella, la siguiente mejor opción sólo puede ser Rusia. (…) Israel e Irán son conscientes de que Rusia tiene su propia agenda en Siria, y sus propias aspiraciones de dominio en la región, lo cual afecta a la confianza que Israel e Irán puedan tener en su integridad [como mediador].

Ni Irán ni Israel aceptarían entusiasmados que Rusia ejerciera de árbitro, ni se sentirían seguros poniendo sus intereses de seguridad nacional más importantes en manos del Kremlin. Pero tampoco se pondrían de acuerdo en un tercer actor más confiable.

La opción Putin dista mucho de ser perfecta, pero es mejor a no tener nada.

Elhanan Miller escribe en Tablet sobre la controvertida decisión del más alto tribunal israelí de vetar la participación en las próximas elecciones de un candidato antiárabe y, en cambio, consentir la de partidos israelófobos, de la que también se ha ocupado Jonathan S. Tobin en este artículo que hemos publicado en la sección Contextos.

La decisión ha provocado indignación entre políticos y analistas de derechas, en buena medida porque ha sentado un precedente: por primera vez en la historia de Israel un candidato [Michael ben Ari, de la formación Otzma] ha sido vetado por sus opiniones personales, no por el programa electoral de su partido.

Para mayor escarnio, la Corte Suprema ha permitido presentarse a dos listas árabes vetadas por el Comité Electoral Central: la socialista Hadash-Taal y la nacionalista árabe e islamista Raam-Balad. Asimismo, ha dado el OK al agitador Ofer Casif, el único candidato judío de Hadash. En una entrevista reciente con ‘Haaretz’, Casif, profesor de ciencia política en la Universidad Hebrea, dijo que la actividad de las FDI [Fuerzas de Defensa de Israel] en los Territorios Palestinos equivalía a un “lento genocidio”, legitimó los ataques contra soldados de las IDF y abogó por el reasentamiento de refugiados palestinos en Israel.

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“¿Os dicen que esto es una democracia? No, no lo es. Lo que tenemos es una junta judicial que trata de controlar nuestras vidas”, declaró Ben Ari en una conferencia de prensa que dio en Jerusalén tras conocerse su descalificación. “Balad y Ofer Casif están llamando a que ataquen a mi hijo, que se encuentra destinado en Hebrón como soldado (…) ¿Ellos sí pueden presentarse y yo no?”.