El primer ministro Cameron ha anunciado la inmediata aprobación de una nueva ley antiterrorista que tendrá como objetivo impedir que los nacionales que han ido a combatir al extranjero puedan volver al país, o que otros les sigan por ese camino.
Así, Londres pretende vedar el ingreso de británicos procedentes de Siria e Irak y sospechosos de haber estado implicados en actividades yihadistas por al menos dos años, y siempre y cuando cumplan una serie de condiciones, entre las que se cuenta la de estar sometidos a vigilancia y seguir cursos de desradicalización. Igualmente, está decidida a retirar el pasaporte a aquellos británicos de los que sospeche tienen intención de sumarse a las filas de organizaciones terroristas islamistas.