Contextos

Las desagradables verdades de Yaalón sobre el proceso de paz

Por Jonathan S. Tobin 

Moshe_Ya'alon
"El recordatorio por parte de Yaalón de lo absurdo de las intenciones de Kerry contribuye a aclarar la situación para quienes sean tan ingenuos de creer que las conversaciones tienen alguna probabilidad de éxito""El que quizá fuera el más incisivo de los controvertidos comentarios de Yaalón fue su afirmación de que el futuro de Abás depende de que Israel permanezca en la Margen Occidental, no de su retirada de los territorios"

Concedámosle algo de crédito al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Durante su primer mandato como dirigente de Israel, en los años noventa, podría perfectamente haber realizado unas declaraciones como las atribuidas el pasado lunes al ministro de Defensa, Moshé Yaalón, en las que el exgeneral puso por los suelos al Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, cuyo plan de seguridad, presentado a Israel este mes, criticó, considerando que “no vale ni el papel en el que está escrito”. Tras su vuelta al cargo de primer ministro, en 2009, Netanyahu ha hecho cuanto ha podido para que la relación con Washington no se sobrecalentara. Si ha habido una serie de roces con la Administración Obama, en buena parte se debe al deseo del presidente de buscar pelea con el primer ministro israelí, que ha evitado reaccionar de forma exagerada lo mejor que ha podido. No importa lo muy equivocados que los dirigentes israelíes consideren que están sus homólogos norteamericanos: de las discusiones públicas no sale nada bueno. Como sabe Netanyahu, los únicos que se benefician de poner al descubierto las brechas existentes entre las posturas de ambos países son los palestinos y otros enemigos.

Pero, al parecer, el ministro de Defensa, Moshé Yaalón, no ha recibido el memorándum sobre no criticar a los norteamericanos. En un momento de descuido, por lo visto, el pasado lunes el exgeneral dijo en público unas cuantas cosas sobre Kerry, el proceso de paz y los palestinos, y la noticia al respecto en Yediot Ahronot, publicada en inglés en su página de noticias ytnetnews.com, provocó una oleada de críticas contra el Gobierno israelí. Pese a que Yaalón retiró sus comentarios en una declaración ante los medios, no negó la exactitud de la información publicada inicialmente por Yediot. Esta indiscreción no ayudará a Netanyahu en sus relaciones con Obama ni con Kerry. Es algo que resulta especialmente estúpido viniendo de un ministro del Gabinete cuyo departamento, en los últimos cinco años, ha trabajado muy de cerca con la Administración en cuestiones de seguridad, en beneficio de Israel, pese a las diferencias políticas entre ambos Gobiernos. Pero, dejando a un lado el perjuicio diplomático que ha causado a su país, los observadores sinceros deberán reconocer que lo que dijo Yaalón es cierto. La cuestión que afrontan tanto Israel como Estados Unidos no es tanto qué hacer con el ministro de Defensa o con otros miembros del Gabinete de Netanyahu que no pueden mantener la boca cerrada, sino en qué momento tendrán que reconocer ambos Gobiernos lo fútil de la iniciativa de Kerry.

Habiendo admitido que Yaalón fue estúpido por decir algo así cuando un reportero podía oírlo, el ministro de Defensa no va a obtener compasión aquí por los improperios que está recibiendo por parte de la prensa israelí, y por la de aliados y enemigos parlamentarios. El Gobierno israelí debe de estar frustrado por la insistencia de Kerry en exigirle concesiones, especialmente cuando no ve signo alguno de moderación por parte de sus interlocutores palestinos para la paz, que no aceptarán la legitimidad de un Estado judío, independientemente de sus fronteras, ni renunciarán al derecho de retorno para los descendientes de los refugiados de 1948. Pero, por muy dañina que sea la presión sobre Israel para que acepte las fronteras de 1967 y la división de Jerusalén, mientras al líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, la realidad que supone la cultura política de su pueblo y la amenaza de Hamás y de otros grupos de la oposición le impidan firmar un acuerdo que acabe con el conflicto, Netanyahu sabe que la mejor política es evitar un enfrentamiento abierto con Estados Unidos.

Dicho esto, el recordatorio por parte de Yaalón de lo absurdo de las intenciones de Kerry contribuye a aclarar la situación para quienes sean tan ingenuos de creer que las conversaciones tienen alguna probabilidad de éxito.

La afirmación de Yaalón de que las negociaciones no son entre Israel y los palestinos, sino entre el Estado judío y Estados Unidos, es obvia. La Autoridad Palestina ha demostrado en repetidas ocasiones que no cederá un ápice en sus posturas intransigentes respecto a unos intercambios de territorio realistas y garantías de seguridad, y mucho menos en las cuestiones existenciales de los refugiados y de dos Estados para dos pueblos. Todo lo que ha ocurrido el año pasado es que a Israel lo han convencido para que soborne a la Autoridad Palestina liberando a asesinos terroristas, a cambio del privilegio de poder sentarse de nuevo a la mesa con Abás.

Tampoco puede haber ninguna verdadera discusión respecto a cómo califica Yaalón el comportamiento de Kerry cuando define la cruzada del secretario como “inexplicablemente obsesiva y mesiánica”. Son pocos, en Israel o en Estados Unidos, (ni siquiera quienes están más a favor de su iniciativa) los que creyeran que tenía demasiadas posibilidades desde un principio, y no hay pruebas de que éstas hayan mejorado. El comentario irónico del ministro de que “lo único que puede salvarnos es que a John Kerry le den el premio Nobel y nos deje en paz” no tiene sentido, ya que la única forma de que el secretario logre ese honor es que Abás firme en la línea de puntos. Pero, probablemente, también refleje lo que piensa el presidente de la AP, ya que su objetivo es eludir un acuerdo sin tener que rechazarlo públicamente.

Yaalón también tiene razón cuando desprecia las garantías de seguridad que Kerry ha ofrecido a Israel a cambio de una retirada de la Margen Occidental. El ejemplo de la retirada de Gaza, a la que Yaalón se opuso cuando era jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel -una postura que hizo que su mando fuera interrumpido por el entonces primer ministro Ariel Sharón-, así como la situación en la frontera con el Líbano, muestran lo que sucede cuando Israel trata de confiar sus seguridad a la buena voluntad palestina o a terceras partes.

Pero el que quizá fuera el más incisivo de los controvertidos comentarios de Yaalón fue su afirmación de que el futuro de Abás depende de que Israel permanezca en la Margen Occidental, no de su retirada de los territorios:

Abu Mazen [Mahmud Abás] está sano y salvo gracias a nosotros. En el momento en el que abandonemos Judea y Samaria [la Margen Occidental], está acabado.

Sin la protección de Israel, hace tiempo que Hamás, o las facciones más radicales de Fatah, habrían depuesto a Abás. Su administración de la mayor parte de la Margen Occidental es, simplemente, imposible sin la ayuda israelí. Pretender que no es así es una de las principales ficciones que fundamentan la idea de Kerry de otorgarle a Abás la soberanía de la zona, y es la razón de que un acuerdo semejante, o una retirada unilateral israelí (como ahora sugieren algunos), supondría repetir el fiasco de Gaza.

La mayoría de israelíes aplaudiría cualquier intento de separar a ambos pueblos, y desea enormemente un acuerdo que acabara definitivamente con el conflicto, no que sólo lo interrumpiera para que los palestinos lo pudieran reanudar más tarde, cuando estuvieran en una situación más favorable. Pese a que el ministro no debería haber criticado públicamente a Kerry, hasta que el secretario y quienes apoyan su presión sobre Israel y no sobre los palestinos puedan responder a los comentarios políticamente incorrectos de Yaalón, el proceso de paz está condenado.

Commentary