A juicio del enviado de la Casa Blanca para el proceso de paz en Oriente Medio, George Mitchell, la actual situación en Jerusalén hace pensar en una nueva oleada de violencia de las organizaciones palestinas contra Israel.
Mitchell ha expresado sus temores tras la matanza del martes, en la que dos terroristas palestinos asesinaron a cuatro rabinos y un oficial de policía.
Los bombardeos de la aviación aliada han tenido lugar en el noroeste del país, según el Comando Central norteamericano, que ha informado de la destrucción de unas instalaciones destinadas a almacenamiento.
Se cree que el Grupo Jorasán está integrado en el Frente Al Nusra, la rama siria de Al Qaeda.
Por otro lado, el Comando Central ha informado de otros ataques aéreos en Irak: trece cerca de Kirkuk, siete cerca de Mosul, tres cerca de Baiyi y uno cerca de Faluya.
El ministro de Exteriores británico, Philip Hammond, ha expresado serias dudas de que las negociaciones puedan llegar a buen puerto en el plazo previsto, que finaliza el próximo lunes. Hammond espera, en cambio, que para esa fecha se haya alcanzado un acuerdo que prorrogue el plazo de negociación entre los poderes mundiales y Teherán.
El Departamento de Estado norteamericano ha criticado la decisión del consistorio jerosolimitano de construir 78 nuevas casas en dos barrios judíos de la ciudad, tachándola de “incoherente con el objetivo de rebajar tensiones y buscar caminos para la paz”. Asimismo, se ha mostrado contrario a la decisión del Gobierno israelí de demoler las casas de los terroristas palestinos culpables de asesinar a civiles y le ha recordado al Ejecutivo israelí que “ya abandonó esa práctica en el pasado, reconociendo sus efectos”.
Se trata de Ansar al Sharia Bengasi y Ansar al Sharia Derna, las dos organizaciones a las que EEUU acusa de estar de tras del atentado que acabó con la vida del embajador norteamericano y otras tres personas en Bengasi en 2012.
Con esta decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, los dos grupos sufrirán el embargo de sus bienes, la prohibición de adquirir armas, de viajar al extranjero y el resto de sanciones que pesan sobre la organización matriz, Al Qaeda.