Después de cuatro semanas de ataques aéreos, la alianza de países liderados por Arabia Saudí ha dado por terminada su campaña contra los huzis. A pesar de que los miembros de la coalición suní consideran un éxito la operación, el presidente yemení, Mansur Hadi, no ha sido repuesto en el poder y los huzis, el grupo rebelde chií apoyado por Irán, continúan controlando la capital y combatiendo en la importante ciudad sureña de Adén.
El ministro de Exteriores iraní ha mostrado su satisfacción por el anuncio saudí del cese de la intervención militar contra los huzis, el grupo rebelde chií apoyado por Teherán. Zarif dice que ahora es el momento de la ayuda humanitaria y de las conversaciones políticas para resolver el conflicto.
En una entrevista televisada, el presidente norteamericano ha asegurado haber enviado a Teherán «mensajes muy directos» sobre el envío de armamento con destino a los huzis, que podría ser usado para amenazar el tráfico marítimo en la región.
Obama confirmó la presencia en aguas internacionales del Mar de Arabia de un convoy de barcos iraníes cuya carga se desconoce, lo que justifica la presencia en la zona de buques militares de EEUU. Sin embargo, el Pentágono ha rechazado los informes que aseguran que un portaaviones y un crucero de la Armada estadounidense han sido enviados a patrullar las costas yemeníes.
El líder del Estado Islámico habría sufrido graves heridas en unos bombardeos en marzo sobre el oeste de Irak. La gravedad de las heridas le habría obligado a ceder el poder en el Estado Islámico, y hasta se pensó en una sucesión.
Sin embargo, Washington no cree que el líder del grupo terrorista haya sido herido. El portavoz del Pentágono, Steve Warren, ha aclarado que esa información surgió en marzo y ya en ese momento se descartó por su inconsistencia. “No hay nada que indique que haya habido un cambio”, concluyó.
Según un informe de la ONU, esa es la cifra de ciudadanos sirios amenazados directamente por la presencia del grupo terrorista en sus lugares de residencia. Las organizaciones humanitarias no pueden llevar comida y depuradoras de agua desde hace meses a las zonas bajo control del EI, incluida la capital provincial de Raqa, en las que permanecen 700.000 civiles.