Revista de Prensa

Israel y la guerra de Trump contra el coronavirus – El jamenei-virus, peor que el covid-19 – La destructiva reacción de Erdogan al coronavirus

 

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"El futuro de las relaciones israelo-americanas, así como el destino del acuerdo sobre el programa iraní de armamento nuclear, dependerá de la capacidad de Trump para vencer en la guerra contra el coronavirus""Los iraníes están advirtiendo al mundo de la virulencia y toxicidad del jameneivirus, que se está convirtiendo en una pandemia concebiblemente más letal que la del covid-19""Tras años de mala gestión política y económica, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha puesto a su país en la situación más vulnerable de entre todas las economías emergentes"

La analista israelo-americana Caroline Glick urge a Benny Gantz a cerrar un acuerdo de Gobierno con Benjamín Netanyahu porque la irrupción del coronavirus en la escena política norteamericana puede dar al traste con la reelección de Trump, que parecía asegurada, y, por tanto, con las oportunidades que ha abierto en las relaciones Jerusalén-Washington el presidente más proisraelí que hayan tenido los Estados Unidos.

La presidencia de Donald Trump ha modelado las conversaciones entre el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el presidente del partido Azul y Blanco, Benny Gantz. Durante semanas, el principal obstáculo (…) ha sido el intento de Gantz de demorar o bloquear la ejecución israelí del Acuerdo del Siglo de Trump, que da luz verde a la aplicación de la legislación israelí sobre partes de Judea y Samaria.

Gantz aduce que no hay razón para precipitarse, en plena pandemia del coronavirus. […] Netanyahu (…) tiene razón al considerar urgente esta cuestión. Para entender hasta qué punto lo es, hemos de considerar los desafíos políticos que tiene planteados Trump a falta de sólo siete meses para las elecciones presidenciales de noviembre.

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La expansión de la pandemia por EEUU ha transformado el panorama político nortamericnao. Antes de que la pandemia hiciera su irrupción, la economía prosperaba y Trump estaba cosechando los beneficios de unas cifras récord de empleo, el boom de la bolsa y las optimistas previsiones económicas. (…)

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En Israel, el desempleo ha pasado del 3 al 25% en solo dos semanas. (…) es probable que la tasa de paro norteamericana pase del 3,5% de finales de febrero al 23% para finales de mes. (…)

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SI Trump no da con los asesores que le ayuden a guiar exitosamente al país en la crisis del coronavirus y a salvar a la economía del colapso y la depresión, la pandemia lo derrotará en noviembre.

Esto quiere decir que Netanyahu está en lo cierto. No podemos saber si Trump vencerá al virus o si, con el abrumador apoyo de los demócratas, los ‘expertos’ y los medios, el virus lo vencerá a él.

Lo que está claro es que el futuro de las relaciones israelo-americanas, así como el destino del acuerdo sobre el programa iraní de armamento nuclear, dependerá de la capacidad de Trump para vencer en la guerra contra el coronavirus.

En la web emiratí Al Arabiya, el doctor Reza Behruz, miembro del Partido Constitucionalista de Irán, arremete avergonzado contra las delirantes patrañas proferidas por el denominado ‘Líder Supremo’ de la República Islámica, Alí Jamenei, a cuenta de la pandemia del coronavirus y denuncia que numerosos políticos del Partido Demócrata norteamericano están comprando una propaganda que rechaza vivamente el propio pueblo iraní.

En un mensaje televisado, el Líder Supremo de Irán, Alí Jamenei, dijo la semana pasada que la pandemia del coronavirus había causado más de un millón de muertes en todo el mundo (…) a pesar de que las organizaciones internacionales cifran en menos de 90.000 el número de fallecimientos relacionados con el virus. También dijo que la cura definitiva para la pandemia no provendrá de la ciencia ni de la tecnología, sino de la manifestación del Mahdí, el duodécimo imán, el mesías de los chiitas (…)

No es la primera vez que Jamenei profiere declaraciones estrafalarias sobre el coronavirus (…) A finales de marzo afirmó que se trataba de una arma biológica elaborada por EEUU para destruir Irán. Asimismo, describió la legión de humanos y ‘djinns’ –ser imaginario, a menudo malévolo, de la mitología islámica– conformada para cumplir con la misión norteamericana.

Puede que estas proclamas grotescas sean para consumo interno, para engañar a los iraníes píos y supersticiosos. Pero la campaña pergeñada por Jamenei ha traspasado las fronteras iraníes, y se están diseminando por todo el mundo patrañas de parecido calibre (…)

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En una reunión ministerial del celebrada a finales de marzo, el presidente [iraní] Hasán Ruhaní manifestó explícitamente que el Ministerio de Asuntos Exteriores (…) había iniciado un “esfuerzo concertado” para influir en la opinión pública al objeto de “recuperar el dinero que se nos ha intervenido en otros países” [y de conseguir que EEUU levante las sanciones que reimpuso Trump a la República Islámica].

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Parece que los demócratas con una agenda política [anti Trump] parecen más susceptibles de contraer el jamenei-virus. Están emitiendo declaraciones en pro de un alivio de las sanciones sin revisar o conocer los detalles, y deliberadamente ocultan las declaraciones del Departamento de Estado y el Departamento de Estado de que la ayuda humanitaria no está sujeta a sanciones. (…) lo más sobrecogedor es que casi siempre se pasa por alto el patrimonio de Jamenei, de cerca de 200.000 millones de dólares, que se niega a tocar siquiera aun cuando en Irán se producen crisis humanitarias y desastres naturales.

Sea como fuere, al pueblo iraní no se le engaña tan fácilmente. Tras las bochornosas palabras del dictador islamista, iraníes indignados tomaron Twitter desde numerosos lugares del mundo para criticarle y ridiculizarlo con la etiqueta #JameneiVirus, que fue tendencia en varios países, incluidos EEUU, Reino Unido y Holanda. (…) Los iraníes están advirtiendo al mundo –sobre todo a los políticos norteamericanos y al Partido Demócrata– de la virulencia y toxicidad del jameneivirus, que se está convirtiendo en una pandemia concebiblemente más letal que la del covid-19.

Aykan Erdemir y John A. Lechner, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, critican la manera en que está gestionando la pandemia del covid-19 el autócrata islamista que detenta el poder en Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

En todo el mundo, la pandemia del covid-19 ha cogido con la guardia baja tanto a los Gobiernos como al sector privado, pero cabe argüir que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tras años de mala gestión política y económica, ha puesto a su país en la situación más vulnerable de entre todas las economías emergentes.  

Si Erdogan insiste en cometer los mismos errores del pasado, llevará aún más la ruina a Turquía, con unas consecuencias financieras y geopolíticas que persistirán mucho después de que acabe la pandemia.

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(…) pese a tener uno de los mejores sistemas sanitarios de su entorno inmediato, Turquía sigue por detrás de todos los países de la OCDE en médicos per cápita […] Para agravar la situación, luego de la intentona golpista de julio de 2016 el Gobierno turco purgó y puso en su lista negra a más de 150.000 funcionarios, 15.000 de los cuales eran profesionales sanitarios.

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(…) el hundimiento de la inversión extranjera y del valor de las monedas desencadenado por la pandemia del coronavirus ha agravado la crisis en todas las economías emergentes, que ahora tratan de evitar el ‘default’.

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Desde la eclosión de la pandemia, el ubicuo presidente turco ha desaparecido de las pantallas, dejando al ministro de Sanidad la labor de comunicarse con el público. (…) crecientemente preocupado por el poderoso desempeño de los alcaldes opositores de Ankara y Estambul, Erdogan ha arremetido contra ellos por emprender campañas no autorizadas de captación de donaciones y bloqueado las cuentas municipales abiertas para la asistencia a los afectados por el coronavirus (…)

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Mientras Turquía y el resto del mundo afrontan un desafío económico y sanitario inaudito, el mayor error de Erdogan es mezclar la pandemia del covid-19 con arrebatos que antes podía tapar con métodos expeditivos y una dosis de retórica polarizadora. Durante una crisis sin precedentes que precisa de la solidaridad y la confianza entre las naciones, a menos que su presidente deje de incurrir en errores que ya cometió en el pasado, a Turquía le aguarda un escenario económico y financiero calamitoso (…)