Revista de Prensa

¿Intervino Arabia Saudí en el 11-S?

 

Ataque contra las Torres Gemelas (11 SEP 01).

Cuando la comisión del 11-S del Congreso de EEUU emitió su informe sobre el megaataque terrorista, una parte del mismo que no fue publicada. Ahora han salido a la luz esas 29 páginas y, como se sospechaba, incluyen abundantes pruebas que comprometen a altos funcionarios saudíes. Simon Henderson, del Washington Institute, escribe sobre el alcance de este hecho.

(…) la creencia ampliamente extendida sobre por qué no fueron publicadas inicialmente –para no molestar a la familia real saudí– es cierta. Esas páginas son devastadoras… La investigación cita una fuente (…) sobre “pruebas incontrovertibles de que hay apoyo a esos terroristas en el seno del Gobierno saudí”.

[En una reciente] entrevista, el director de la CIA, John Brennan, dijo que “no hay pruebas que indiquen que el Gobierno saudí como institución o altos funcionarios saudíes individualmente hayan apoyado los ataques del 11S”.

Eso podría muy bien ser cierto. Pero sigue permitiendo la posibilidad, en realidad la probabilidad, de que acciones de funcionarios saudíes acabaran en esos ataques terroristas. [No hace falta creer] que el Gobierno o miembros de la familia real saudí apoyaran o financiaran directamente los ataques del 11-S. Pero no hay duda de que dinero oficial saudí acabó en el bolsillo de los atacantes.

[Recientemente] el ministro de Exteriores saudí dio una conferencia de prensa en la embajada saudí, en la que declaró: “El tema está zanjado”. Preguntado sobre si el informe exculpaba al reino, replicó: “Absolutamente”. Yo creo que no.

Pakistán combate… y apoya el terrorismo

Las fuerzas paquistaníes combaten habitualmente el terrorismo a lo largo de sus fronteras. Sin embargo, Bill Roggio, de la Foundation for Defense of Democracies, arguye que, paralelamente, Islamabad apoya a organizaciones terroristas como Lashkar e Taiba (LeT).

LeT opera abiertamente dentro de Pakistán y tiene oficinas en todo el país. [Su] cuartel general, cerca de Lahore, es un extenso complejo en el que se adoctrina a futuros yihadistas antes de que se les envíe a recibir formación militar (…)

Las infraestructuras terroristas [de LeT] han sido utilizadas para llevar a cabo (…) ataques terroristas en India y Afganistán. El ataque más importante tuvo lugar en Mumbai [Bombay], cuando un equipo de asalto suicida desplegado por toda la ciudad y dirigido a múltiples objetivos, incluidos un cine, una estación de tren, hoteles y un centro judío, mató a 164 personas. El ataque duró tres días.

La Inteligencia india rastreó llamadas telefónicas a los dirigentes [del grupo] en Pakistán de que el asalto había comenzado. Los cabecillas ordenaron a sus combatientes que ejecutaran a no musulmanes, (…) y reían cuando se cumplían sus órdenes. Después del ataque, la Interpol emitió ordenes de arresto contra dos altos oficiales en activo del Ejército paquistaní y un mayor retirado.

A pesar de los lazos evidentes de LeT con Al Qaeda y su campaña de terror en India y Afganistán, el Gobierno paquistaní se niega a acabar con el grupo.

Tradicionalmente, el Estado judío ha rechazado ocupar un asiento rotatorio en el referido organismo de la ONU. Pero Michal Hatual-Radoshitzky, del Institute for National Security Studies, cree que debería aprovechar la opción que se le abre en el turno de 2018.

El más significativo [beneficio de la pertenencia al Consejo de Seguridad] es el reconocimiento internacional. Especialmente para Estados como Israel, cuya legitimidad es cuestionada constantemente, (…) la pertenencia al Consejo confiere estatus y reconocimiento, e incrementa el prestigio de los diplomáticos tanto en Nueva York como en el resto del mundo.

Con esto en mente, sería conveniente que Israel desarrollara una estrategia bien pensada para conseguir un asiento en el Consejo de Seguridad. (…) en junio de 2016, Israel ganó la elección para la presidencia del comité legal de la ONU, [es] la primera vez en que se hace con la presidencia de uno de los seis comités permanentes de la ONU desde que se adhirió a la organización, en 1949. Esto representa un cambio bienvenido en la política israelí, que pasa de su rechazo a la ONU por su tendenciosidad [antiisraelí] a su implicación en la misma y el intento cambiar las cosas desde dentro.