Los números protagonizaron buena parte de la cobertura y los comentarios sobre el conflicto de mayo entre Hamás e Israel. Sirva como ejemplo la portada del New York Times sobre los niños (mayormente) palestinos muertos.
Sin embargo, un análisis más concienzudo de los datos cuenta una historia harto distinta a la aventada por Hamás y la mayoría de los medios.
En primer lugar, vayamos a los hechos fundamentales. En los 11 días de lucha, Hamás y grupos similares lanzaron al menos 4.360 cohetes y proyectiles de mortero contra Israel. De ellos, 3,573 penetraron en el espacio aéreo israelí, 280 cayeron en el Mediterráneo y la considerable cifra de 680 se quedaron cortos e impactaron en la propia Gaza (según el Centro de Inteligencia e Información sobre Terrorismo, ITIC).
La pregunta obvia surge de inmediato: ¿cuántas muertes provocaron esos 680 cohetes que cayeron en Gaza? Puede que Hamás lo sepa, pero, claro, no lo dice. Así que habrá que hacer estimaciones.
Como explico más abajo, el análisis de la mejor información actualmente disponible indica que puede que en torno a 91 palestinos murieran a causa de esos cohetes palestinos desviados.
Para llegar a esa cifra, primero atendamos a los ataques palestinos contra Israel. De los cohetes lanzados hacia territorio israelí, unos 1.963 fueron ignorados por el sistema defensivo Cúpula de Hierro (CH) luego de que se estimara que no impactarían sobre zonas pobladas o sensibles, 1.450 fueron considerados una amenaza e interceptados y 160 consiguieron impactar en zonas protegidas.
Esto es una extrapolación basada en las cifras del ITIC y en los datos publicados por el profesor Edward Luttwak sobre el número de proyectiles no interceptados por la CH y que impactaron en áreas protegidas. Un informe del Instituto para los Estudios de la Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv da cifras similares a las de Luttwak.
Trece israelíes fallecieron en esos once días de conflicto; pero no todas esas muertes fueron provocadas directamente por los proyectiles. Uno de los fallecidos era un soldado estacionado cerca de la frontera con Gaza que falleció cuando un proyectil antitanque impactó contra su jeep, y tres civiles perdieron la vida mientras corrían hacia los refugios. Así pues, los israelíes muertos como consecuencia directa de los ataques coheteros fueron nueve, lo que da una medida de la letalidad de los proyectiles palestinos.
En el lado palestino, a fecha 27 de mayo el número de muertos ascendía a 256, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
Hay pruebas directas de que algunas de esas muertes fueron causadas por cohetes y morteros palestinos que impactaron en Gaza en vez de en Israel. La ONG Defense for Children International-Palestine (extremadamente antiisraelí) tuiteó el 11 de mayo que la víspera un cohete palestino impactó en Yabalia, en el norte de Gaza, y mató a ocho palestinos, entre los que había dos niños. En otro tuit, la misma organización advirtió que, también el día 10, una explosión en Beit Hanún se cobró la vida de seis niños y dos adultos palestinos, aunque no podía confirmar la causa. Según el ITIC, esas muertes se produjeron por el impacto de un cohete palestino.
Esos 16 palestinos –ocho de ellos niños– que perdieron la vida en un solo día por dos cohetes palestinos desviados dan cuenta de la peligrosidad de dichos proyectiles. Habida cuenta de que fueron 680 los proyectiles palestinos que impactaron en Gaza en los 11 días de lucha, esa cifra de bajas en un solo día sugiere que el número de gazatíes víctimas de ese tipo de armas fue notable.
Saber cuántos fueron realmente requeriría pruebas como interceptaciones de radar, testimonios de testigos y análisis forenses de las localizaciones específicas de cada incidente, pero jamás contaremos con ello. Además, Hamás es conocida por eliminar pruebas en los lugares donde sus cohetes causan daños.
Pese a tales dificultades, es posible llegar a una estimación con los datos disponibles:
1. Podemos calcular la letalidad promedio de los proyectiles palestinos no interceptados por la CH y que impactaron en zonas pobladas de Israel. Ese número puede usarse para estimar el número de muertes provocadas por los 680 cohetes que impactaron en Gaza.
2. Cabe introducir un elemento de corrección que tenga en cuenta que Gaza tiene una densidad de población muy superior a la de Israel.
3. Israel dispone de un muy eficaz sistema de defensa civil que utiliza sirenas y apps para alertar a la población de que se ha producido un lanzamiento cohetero, a fin de que pueda correr hacia los refugios. Hay refugios de hormigón en las autopistas y carreteras de las localidades próximas a la Franja, y numerosos hogares cuentan con habitaciones reforzadas. Toda nueva construcción ha de incluir dichas habitaciones, y en numerosas viviendas antiguas se han añadido a expensas del Gobierno. Estas medidas minimizan notablemente las bajas incluso cuando los cohetes explotan en núcleos de población y añaden un nuevo factor de corrección cuando se quiere averiguar cuántas muertes causan proyectiles similares en Gaza.
Una manera de calcular el impacto de la defensa civil israelí consiste en ver lo que sucedió en las primeras fases de la Segunda Guerra del Líbano (2006), en la que Hezbolá atacó Israel con fuego cohetero sostenido. Aún no existía la Cúpula de Hierro, y las defensas civiles israelíes no eran tan robustas como hoy. Al inicio del conflicto, el sistema israelí de alerta temprana para que la gente buscara refugio no funcionaba demasiado bien, lo que reducía su efectividad. Utilizaremos ese periodo para trazar una comparación con Gaza, que carece de sistema de defensa civil.
En los primeros tres días del conflicto de 2006, 367 cohetes impactaron en territorio israelí, matando a cuatro personas. La tasa cohetes/víctimas (TCV) fue, pues, de 367/4, o casi 92/1.
En el reciente conflicto de Gaza, Israel contaba con la CH, pero podemos introducir una corrección y determinar el efecto de la defensa civil calculando cuántos israelíes habrían muerto sin la CH. Como la CH interceptó 1.450 cohetes amenazantes pero no consiguió hacerlo con otros 160, que se cobraron la vida de nueve personas, tenemos que la cifra de muertos sin la CH habría sido, aproximadamente, 9×(1.450+160)/160, o unos 91.
Podemos así determinar que la TCV sin CH habría sido de 3.573/91, o 39/1. Con lo que el efecto de la defensa civil en el salvamento de vidas (es decir, el factor defensa civil) puede estimarse en 92/39, o 2,4. Hay que advertir que hay otras estimaciones del impacto de la defensa civil israelí. Según La efectividad de los ataques coheteros y de las defensas israelíes (Armstrong, 2018), ese factor es nada menos que 8,8, mientras que según Bajas masivas potenciales de los cohetes Qasam (Zucker y Kaplan, 2014, estudio que se centró en la localidad Israelí de Sderot, adyacente a Gaza), el factor es de entre 3 y 9.
En un cálculo bastante conservador, nos atendremos al 2,4, lo que quiere decir que, sin las medidas defensivas, en Israel los heridos y muertos habrían sido al menos 2,4 veces más.
Antes de introducir otros factores de corrección, empezaremos calculando el número probable de muertes que habrían provocado esos 680 cohetes en función de la letalidad de los 160 que impactaron en zonas pobladas de Israel. La cifra resultante es 680/160×9, o poco más de 38.
Ahora consideremos si es necesario añadir un elemento de corrección por la diferencia de densidad de población entre Gaza e Israel. Según los datos de la Oficina Central de Estadísticas palestina, la densidad en la Franja es de 5.772 habitantes/km2. Según la Oficina Central de Estadísticas israelí, la densidad en Israel es de 402 hab/km2.
No obstante, como estamos interesados en los cohetes que cayeron en zonas pobladas, el dato relevante es el de la densidad de población en las localidades israelíes objeto de los ataques de Hamás, como Lod (6.375,4), Asdod (4.864), Sderot (4.378,2) y Ascalón (3.176,1).
Como son comparables a la densidad de Gaza, en una primera aproximación omitiremos el factor corrector por densidad de población.
Ahora introduciremos el factor de corrección atinente a la defensa civil, lo que daría el resultado de 38×2,4, o poco más de 91.
Teniendo en cuenta que en el primer día de enfrentamientos 16 palestinos murieron como consecuencia de los proyectiles palestinos, es plausible extrapolar que en 11 días podrían haber caído por el mismo motivo 91 palestinos.
Hay otros factores que considerar.
1. Los edificios que se derrumbaron debido a explosiones cercanas causaron víctimas adicionales. Esto es importante porque son muchos los edificios gazatíes que se han visto afectados por las labores tuneleras de Hamás, lo que les ha dificultado soportar sacudidas y ha incrementado el número de bajas palestinas. En al menos un caso, se cree que una bomba israelí que tenía por objetivo un túnel de Hamás provocó el derrumbe de un edificio adyacente, a resultas de lo cual murieron más de 20 personas. Sin embargo, no parece posible hacer una evaluación cuantitativa de este fenómeno, así que se ha ignorado en el análisis previo.
2. Por sus desagradables experiencias previas de guerra y terrorismo, Israel ha desarrollado un sistema de vanguardia para el tratamiento de heridas potencialmente letales, lo que se traduce en que una parte significativa de los israelíes que sufrieron heridas graves en esta última ronda de enfrentamientos podrían haber muerto si hubieran recibido la atención médica habitual en Gaza. De nuevo, de aquí podría desprenderse un mayor número de víctimas palestinas, pero, como en el caso anterior, no parece posible hacer una evaluación cuantitativa, así que tampoco esto ha sido tenido en cuenta.
3. Ayudaría que Israel divulgara información sobre el número y el tipo de proyectiles disparados desde Gaza, así como sus pretendidos objetivos (información que ha sido divulgada en el pasado), pues posibilitaría un cálculo más preciso del factor de corrección relacionado con la densidad de población.
4. Es posible que Israel tenga –por interceptaciones de radar y otras fuentes– detalles de los proyectiles palestinos que se desviaron de sus objetivos, de dónde y qué alcanzaron en Gaza, información que posibilitaría un recuento definitivo de las bajas que causaron. No obstante, si esos datos existen, publicarlos podría exponer métodos y fuentes altamente sensibles, así que su divulgación parece poco probable.
5. Si Hamás insiste en atacar a Israel, lo menos que podría hacer es usar algo de las vastas sumas de ayuda internacional que recibe (en 2014 le fueron comprometidos 2.700 millones de dólares) para, como hace Israel, construir sistemas de defensa civil para proteger a la población. Pero en cambio dedica casi todos sus recursos a atacar a Israel con cohetes, morteros, globos incendiarios, francotiradores y cohetes antitanques.
Aunque quizá su mayor gasto haya sido la construcción de una extensa red de túneles e instalaciones en el subsuelo de Gaza para esconder a sus líderes y combatientes, así como sus armas y lanzaderas. Se calcula que cada milla (1,6 km) de túnel cuesta 800.000 dólares. Y que ya para 2014 Hamás se había gastado más de 12.500 millones de dólares en la construcción de túneles.
Piense en lo bien que le habría venido al pueblo palestino de Gaza que ese dinero se hubiera gastado en desarrollo civil. Pero aunque Hamás sabe perfectamente que atacando a Israel provocará una respuesta por parte del agredido, en vez de procurar protección a los gazatíes se dedica a cavar túneles bajo sus pies, a un coste tremendo.
© Versión original (en inglés): BESA Center
© Versión en español: Revista El Medio