Revista de Prensa

Europa no debe someterse al chantaje turco

 

Banderas de Turquía y la UE

En Der Spiegel, Mathieu von Rohr dice que ha llegado la hora de que Europa se dote de un “plan B” para afrontar la crisis de los refugiados sin someterse a las exigencias de una Turquía cada vez más hostil a los principios y valores comunitarios.

Sin lugar a dudas, hay buenas razones para conceder a los turcos la excepción de visado [para moverse por la UE]. Pero en este momento es especialmente importante que Europa insista en que primero Ankara cumpla con los criterios que la UE ha considerado necesarios para ello. Lo cual incluye una reforma de la legislación antiterrorista turca, que el Gobierno está utilizando para encarcelar a opositores sin el proceso debido. La UE no debe dejarse chantajear por Erdogan, cuyas tendencias autocráticas han vuelto a quedar de manifiesto en las últimas semanas.

(…) sólo hay una opción: la UE debe usar los fondos europeos para construir en Grecia e Italia campos de refugiados, en los que puedan ser procesadas las solicitudes de asilo. Esto supondría, sin embargo, una carga tremenda para los países afectados. Al mismo tiempo, los líderes de los Estados miembros han de crear más oportunidades para que los solicitantes de asilo puedan entrar legalmente y compeler a por lo menos unos cuantos países de la UE a aceptar refugiados.

El peor escenario sería que Grecia volviera a convertir en un cuello de botella para los refugiados. Pero es más probable que mucha gente se viera disuadida a hacerlo (…)

Son perspectivas deprimentes, desde luego, pero lo cierto es que moralmente hablando no es mejor seguir mandando miles de millones de euros a Ankara para que retenga a los migrantes en Turquía, antes que acomodarlos en suelo europeo, especialmente cuando al hacerlo quedamos a merced de un hombre cuyo país podría ser pronto la fuente de la próxima oleada de refugiados políticos.

Gerald M. Steinberg, de la Universidad Bar Ilán, denuncia en The Jerusalem Post los actos de israelofobia que han de soportar los israelíes en foros internacionales y acontecimientos como los Juegos Olímpicos y lo compara con el petty apartheid que sufrían los negros en la Sudáfrica que tenía institucionalizada la segregación racial.

En los malos viejos tiempos de Sudáfrica, ‘petty apartheid’ era una expresión que se empleaba para aludir a la opresión y humillación cotidiana de los negros a través de la segregación en espacios públicos como las fuentes, los baños, los autobuses, las cafeterías (…) Esta segregación estrictamente aplicada era un signo de que la población negra era vista como infrahumana.

Desde 1948, el ‘pretty apartheid’ viene siendo también una faceta del extendido rechazo en el mundo árabe de Israel como el Estado-nación del pueblo judío. Es una práctica vigente y a menudo asumida e ignorada, como fue el caso [de lo que ocurría en Sudáfrica] durante muchos años.

(…)

Numerosos israelíes han experimentado este racismo de una u otra forma.

He asistido conferencias académicas y recepciones diplomáticas en las que palestinos, tunecinos, saudíes e iraníes (…), funcionarios incluidos, evitaban darme la mano o incluso reconocer mi condición de judío israelí.

El veterano analista Abdulrahmán al Rashid, ex director general de Al Arabiya, sostiene que el expansionismo de que está haciendo gala la República Islámica, lejos de convertirla en el hegemón de Oriente Medio, puede conducirle al colapso.

El apetito de los líderes militares y religiosos de Irán es insaciable, y rebasa las fronteras de su país. Han renunciado a la vieja política de recurrir a peones para gestionar sus batallas y se han implicado directamente en las luchas que tienen lugar en Siria e Irak, e indirectamente en las del Líbano y el Yemen. Pero este estado de cosas no puede continuar [indefinidamente]. En Irak, los grandes perdedores de la dominación iraní son los chiíes, porque las potencias suníes están ya fuera de juego.