Ankara ha decidido no retrasar el reloj una hora en otoño y mantener todo el año el horario de verano, con lo que su diferencia horaria con respecto a Europa quedará en dos horas.
Las autoridades turcas han esgrimido razones económicas y de utilidad social para justificar el cambio, pero el analista Michael Rubin cree que las claves son otras:
(…) lo que Erdogan ha hecho ha sido poner Turquía en la misma zona horaria que Arabia Saudí, y más específicamente que La Meca, reorientar Turquía hacia Oriente Medio y preparar el escenario para que Erdogan afirme su demanda de liderazgo panislámico.